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En reversa

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La Gran Carpa

Son muchas las decisiones que ha tomado el presidente López en estos últimos cuatro años que, en la práctica, han resultado que en muchos ámbitos México vaya en reversa. El presidente está embarcado en un infructuoso y muy costoso intento de regresar a un supuesto pasado glorioso que nunca existió. México está hoy, en muchos aspectos, peor que como estaba antes de que él asumiera la presidencia.

Sin duda, de todas las decisiones que ha tomado, la más grave por sus implicaciones en la inversión, crecimiento y bienestar de la población es el debilitamiento, desde el mismo gobierno, del Estado de derecho y la merma en la certeza jurídica de que no habrá modificaciones e interpretaciones arbitrarias de las reglas del juego. La expresión del propio presidente “no me vengan con el cuento de que la ley es la ley” resume, en una sola frase, la absoluta falta de respeto que le tiene al Estado de derecho.

Al respecto, el informe de World Justice Project señala que en México, durante los últimos tres años que lleva el presidente López encabezando el gobierno, ha habido un retroceso en la vigencia del Estado de derecho. El informe otorga un puntaje a México de 0.42, con lo cual nos coloca en el lugar 115 de 140 países considerados (por el rango de ingreso de la economía, México fue situado en el lugar 39/42). Destaca, por lo mal calificados con un lamentable puntaje de 0.26 el rubro de ausencia de corrupción situándonos en el lugar 134/140 (en lugar 30/32 en la región americana). Vergonzosa calificación cuando la lucha contra la corrupción fue una de las banderas que enarboló durante la campaña electoral; en la práctica, resultó ser solo un engaño a sus electores.

Pero no es solo en el renglón de vigencia del Estado de derecho en donde hay un marcado retroceso; también lo hay en diferentes rubros específicos. Señalo cuatro.

Sin duda uno de los peores, por su impacto directo y negativo sobre el bienestar de los individuos es la destrucción del sistema de salud pública en donde destaca la cancelación del Seguro Popular y su fallida sustitución con el engendro que resultó el INSABI con lo cual 15 millones de mexicanos se quedaron sin acceso a los servicios de salud. Además, destruyó el sistema de adquisición y distribución de medicamentos; la aguda escasez es un problema que el presidente generó y que no tiene vistos de resolverse porque a él mismo no le interesa resolverlo (al respecto miente consuetudinariamente) y porque los funcionarios del sector salud son notoriamente ineptos. ¿Dinamarca?; no con este gobierno.

Otro renglón en el cual ha habido un retroceso es en el sector energético en donde el presidente vive mentalmente en la década de los setenta del siglo pasado; nacionalismo revolucionario aderezado de marxismo. El presidente está notoriamente equivocado ya que la soberanía nacional no radica ni se sustenta en dos muy ineficientes empresas gubernamentales, sino en una economía con una población cada vez más rica. Su visión de que la grandeza de México está en que el sector energético mexicano lo dominen PEMEX y CFE con prácticas monopólicas que discriminan a empresas privadas tiene un enorme costo no solo por la ineficiencia propia con la cual operan por lo que requieren de ingentes subsidios sino, más aún, porque esa discriminación inhibe la inversión y el crecimiento. Que el PIB real por habitante en 2024 vaya a ser 4% inferior al de 2018 es evidencia del fracaso de su política económica.

Uno más es su intención de eliminar el INE; una regresión de casi cuatro décadas en el sistema electoral que, de aprobarse en el Congreso, le daría un tiro de gracia a la democracia, una violación más al Estado de derecho. El presidente no es un demócrata.

Finalmente, el aparente lapsus cuando se refirió a Rusia como la Unión Soviética. En la mañanera del jueves pasado, el presidente dijo que con China había una relación de cooperación económica, con la Unión Soviética una de amistad y con Estados Unidos una de buena vecindad. Si no fue un lapsus, y creo que no lo fue al haberse referido a Rusia como la desaparecida Unión Soviética refleja, por una parte, la añoranza y afinidad ideológica con el sistema comunista y, por otra, al decir que con Estados Unidos hay una relación de buena vecindad deja ver el pleito/resentimiento/odio que tiene hacia nuestro vecino y socio y que realmente no percibe la importancia de la relación económica entre ambos países. ¿Meterá el acelerador a fondo, pero en reversa repudiando el T-MEC aunque con ello destruya la economía? Lo sabremos el próximo año.

Twitter: @econoclasta

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