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Esta startup vendía ‘sangre joven’ a millonarios obsesionados con la edad

Esta startup vendía ‘sangre joven’ a millonarios obsesionados con la edad

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En 2016, una pequeña startup denominada Ambrosia anunció un experimento que parecía al mismo tiempo un truco de magia medieval y ciencia ficción: inyectaría a personas mayores sangre de sujetos jóvenes con el fin de ralentizar el envejecimiento.

Durante tres años, Jesse Karmazin, uno de los fundadores de Ambrosia, cobró a sus clientes 8 mil dólares por un litro de sangre joven y 12 mil dólares por dos litros, como parte de un experimento clínico poco convencional.

Karmazin prometía resultados increíbles e incluso aseguró a través de los medios de comunicación que su tratamiento era lo más cerca que la ciencia iba a estar de alcanzar la inmortalidad.

Ambrosia no se trata de la primera empresa en este giro, pues de acuerdo con STAT, un sitio de estadística estadounidense enfocado a la salud y la medicina, la clínica The Young Blood Institute, llegó a cobrar miles de dólares por ensayos de transfusión de plasma proveniente de sangre joven a clientes opulentos.

Irina Conboy, investigadora de la Universidad de California en Berkeley, señaló que las transfusiones sanguíneas son procedimientos muy peligrosos, pues la comunidad médica está consciente de que por lo menos el 50 por ciento de ellas puede conllevar efectos secundarios muy graves.

Por lo anterior, la agencia gubernamental estadounidense Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) acusó a Ambrosia de fraude, pues hizo eco de argumentos provenientes de médicos prestigiosos que señalaron que ‘no existe evidencia científica que pruebe los efectos presumidos por la startup’ y que ‘la práctica es peligrosa’.

Más tarde, Ambrosia, cuyo nombre proviene del alimento mítico que confirió inmortalidad a los dioses griegos, dijo que cesaría sus tratamientos inmediatamente.

Sin embargo, nadie renuncia tan fácil a una compañía con excelentes rendimientos como la que dirige Karmazin, por lo que meses después anunció que abriría dos nuevas clínicas llamadas Ivy Plasma, en San Farnciso y Tampa, Florida, aprovechando un hueco legal de la FDA que permite las transfusiones no etiquetadas; es decir, que no provengan específicamente de donadores jóvenes.

“La FDA considera que la denominada ‘sangre joven’ es una nueva droga, por lo que Ivy Plasma ofrecerá solo sangre, no sangre joven”.

Con información de Bloomberg, Oink Oink y N+1
Portada: Flickr @salty_soul
Interiores: Pixabay y Twitter @WebMD