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Inflación de Reino Unido llegó a 10.1% en septiembre

Inflación de Reino Unido llegó a 10.1% en septiembre

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La Gran Carpa

La mayor alza de los precios de los alimentos desde 1980 hizo que la inflación británica volviera a ser de dos dígitos el mes pasado, igualando un máximo de 40 años alcanzado en julio, en un nuevo golpe para unos hogares enfrentados a una crisis del costo de la vida.

La Oficina Nacional de Estadística británica informó que el Índice de Precios al Consumo (IPC) aumentó 10.1% en términos anuales en septiembre.

Las cifras han puesto de manifiesto el difícil entorno para los hogares británicos, especialmente los de menores ingresos, quienes se enfrentan a una nueva incertidumbre sobre el alcance de las ayudas financieras de las que disponen tras los recientes giros del gobierno.

El Banco de Inglaterra (BoE, por su sigla en inglés), se sentirá presionado para intensificar su campaña de aumentos de tasas de interés el próximo mes.

Los precios de los alimentos y las bebidas no alcohólicas fueron el principal motor de la inflación en septiembre, ya que incrementaron 14.5%, su mayor salto desde abril de 1980, según las estimaciones históricas del IPC.

El dato demuestra el peligro de que la inflación subyacente continúe fuerte, incluso mientras la economía se debilita”, mencionó Paul Dales, economista jefe para Reino Unido de la consultora Capital Economics.

Dales señaló el aumento de la inflación subyacente, una medida que excluye los precios volátiles de los alimentos y la energía, que alcanzó un nuevo máximo de 30 años, a 6.5 por ciento.

Ejemplo del poder del mercado en las políticas

El giro en el plan económico de la primera ministra británica, Liz Truss, pone de manifiesto la influencia de los mercados en las políticas de los gobierno, para reconducirlos hacia la ortodoxia presupuestaria, a veces a riesgo de frenarlos demasiado.

Lo ocurrido con el Ejecutivo de Truss “es un ejemplo bastante extremo de la reacción de los mercados cuando un cambio de política no parece creíble”, dijo a la AFP, Antoine Bouët, economista del centro de estudios Cepii.

Bouët considera que los mercados no obligan a los gobiernos a seguir determinadas políticas económicas.

“A los gobiernos les queda un margen de maniobra relativamente amplio, siempre que no se salgan completamente del guion”, como hizo la primera ministra británica, afirma el economista.

En su opinión, si las reducciones fiscales hubiesen sido menos importantes o si las ayudas a la factura energética se hubiesen limitado a los hogares más necesitados en lugar de ser un subsidio universal, “tal vez habría habido correcciones en los mercados”.

El paquete presupuestario de Truss se consideraba inflacionista a medio plazo y, por tanto, contrario a lo que el BoE intenta hacer, que es calmar la alta inflación.

En la última década, tras la crisis financiera del 2008, “estuvimos en una situación de baja inflación y bajas tasas de interés”, señala Kay Neufeld, del centro de estudios económicos CEBR.

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