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La educación en 2023: Un ejercicio de co-creación

La educación en 2023: Un ejercicio de co-creación

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La educación en 2023: Un ejercicio de co-creación

La hiperconectividad que estamos experimentando tiene un efecto en los modelos educativos y en los que tendremos en el futuro del trabajo. Es claro que nadie puede predecir sucesos sociales y políticos que tuvieran efectos económicos, como altos precios en los combustibles y escasez en ciertos alimentos. Y esto también se transforma en una oportunidad para rediseñar los programas de estudio, y atender las nuevas necesidades que surgen en las naciones.

La educación ha sido un continuo actuar en consecuencia. Debe ser más propositiva. Esto es, cuando las universidades trabajan íntimamente con el sector productivo, social y gubernamental se generan mejores respuestas ante los cambios demográficos, económicos y hasta políticos.

Esta estrecha relación que hemos logrado con los empleadores nos ha permitido observar que, en los años por venir, la necesidad de desarrollar competencias digitales es creciente. También observamos una clara apuesta por tener entendimiento de las finanzas personales, de las organizaciones y las gubernamentales –la población está más interesada en comprender cómo se ejerce el gasto público–.

El interés por dominar otros idiomas será otra clara tendencia en el año 2023, y en los que están por venir. Este idioma será aún más relevante –no más del 5% de la población en México lo habla–.

Ubicar a las personas en el centro de todos los procesos, organizaciones y empresas es una tendencia que llegó para quedarse. Esto demanda un creciente conocimiento de las personas, de sus motivaciones y emociones, por lo que las habilidades del bienestar serán más demandadas en todos los niveles.

Sobre las competencias técnicas, veremos la necesidad de nuevos perfiles que deberán resolver problemas complejos basados en tecnología o con una base robusta en temas tecnológicos.

Para enfrentarnos a este escenario –ya lo vaticinaba el WEF, 50% de los empleados necesitarán volver a formarse para el año 2025– la segunda habilidad más importante que deberemos desarrollar será la del aprendizaje continuo –la primera es el pensamiento analítico y la innovación–. El aprendizaje continuo es el que permitirá movilidad laboral, mayor integración entre generaciones dentro de empresas y el que nos permitirá mantenernos vigentes.

Los años por venir se avizoran desafiantes. La velocidad del avance tecnológico nos exige trabajo en equipo entre todas las esferas de la vida nacional; pero, sobre todo, exige compromiso con nosotros mismos y con nuestro entorno. El futuro es emocionante, es nuestra oportunidad para ponernos a prueba, reinventarnos e imaginar futuros posibles.

*Juan Arenas es Vicerrector de Canales Digitales y Empresas en Universidad Tecmilenio.

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