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Los temas que aborda la declaración de Mondiacult 2022

Los temas que aborda la declaración de Mondiacult 2022

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Los temas que aborda la declaración de Mondiacult 2022

Habían pasado precisamente 40 años antes del más reciente Congreso Mundial de la UNESCO sobre Políticas Culturales y Desarrollo Sostenible – Mondiacult 2022 y casi 25 desde la Conferencia Intergubernamental sobre Políticas Culturales para el Desarrollo, que se celebró en Estocolmo, Suecia, en 1998. Era necesario hacer una revisión conjunta y global de las directrices de la cultura mundial. Cuarenta años son un abismo si se piensa que en tres años el mundo es capaz de dar un vuelco como el que hemos dado y, con él, la cultura como la médula.

De esta manera, la segunda cumbre Mondiacult concluyó este viernes en la Ciudad de México con la firma conjunta por alrededor de 150 naciones de una declaración final sobre políticas culturales con miras a incidir en los siguientes Objetivos de Desarrollo Sostenible, para tener a la cultura como el corazón de uno de estos objetivos.

Varios y diversos son los puntos que se especifican dentro de este documento socializado después de su aprobación unánime por la sesión plenaria de Mondiacult en el Auditorio Nacional, en la Ciudad de México, la mañana de este viernes.

Destaca la iniciativa de que, a partir de 2025, se convoque a un Foro mundial sobre políticas culturales cada cuatro años, con el objetivo de abordar y dar seguimiento a procedimientos y mecanismos adoptados por esta cumbre.

Se abordan algunos de los puntos

El acta funciona como un compromiso de los firmantes, a manera de representatividad institucional de cada nación representada, para fomentar un entorno propicio de los derechos culturales “con el fin de construir un mundo más justo y equitativo y reducir las desigualdades, en concreto por lo que respecta a las mujeres, los jóvenes, los niños, los pueblos indígenas, los afrodescendientes, las personas con discapacidad y los grupos vulnerables”.

La declaración acoge favorablemente un cambio progresivo hacia una mayor transversalidad de la cultura en políticas públicas para favorecer la construcción de políticas culturales inclusivas y participativas que involucren a gobiernos, autoridades locales, organizaciones de las sociedad civil, organizaciones intergubernamentales, sector privado y comunidades.

Asimismo, hace hincapié en la repercusión de la transformación digital y la incorporación de las inteligencias artificiales en favor (o perjuicio) de las industrias culturales para el acceso a los bienes y servicios del sector y eficientar el conocimiento, la documentación, la conservación y la salvaguardia, la promoción y la gestión del patrimonio cultural. Todo esto, señala el texto, sin menoscabar los riesgos que implica el crecimiento digital en cuanto a empobrecimiento de la diversidad cultural y lingüística se refiere, así como la intensificación del desequilibrio mundial de los flujos de bienes y servicios culturales.

Por lo mismo, se puede inferir en el texto, se deberá priorizar en todo momento la regulación de los algoritmos, el acceso más equitativo de la cultura y una remuneración justa de artistas y agentes culturales. De igual manera, señala una deuda en cuanto a la concentración desigual de las plataformas culturales mundiales.

En su punto número 11, la declaratoria reza: “abogamos por un anclaje sistémico de la cultura en las políticas públicas, mediante la adaptación de las estrategias y los marcos de desarrollo, en los planos internacional, regional, subregional, nacional y local, así como dentro de las políticas de otros fondos y programas pertinentes de las Naciones Unidas, como vector y motor de resiliencia, inclusión social y crecimiento económico, desde la educación, el empleo —especialmente para las mujeres y los jóvenes—, la salud y el bienestar emocional hasta la reducción de la pobreza, la igualdad de género, la sostenibilidad ambiental, el turismo, el comercio y el transporte, y fomentando al mismo tiempo modelos de desarrollo económico y social pertinentes para cada contexto”.

En el siguiente punto, los firmantes instan a la preservación y el fortalecimiento de la financiación de la cultura, que la inversión en cultura, según indica el doceavo punto, aumente progresivamente para satisfacer las nuevas necesidades y oportunidades del sector cultural.

Potenciar las sinergias entre cultura y educación es otro de los puntos torales del documento: que la educación formal, informal y no formal reconozcan como imperativos el patrimonio cultural, la historia y los conocimientos tradicionales a la par de la alfabetización digital y la asimilación de las inteligencias artificiales.

Sobre violencia y patrimonio

“Reiteramos nuestro llamamiento para la protección del patrimonio cultural, material e inmaterial así como de las expresiones culturales, especialmente en tiempos de crisis, incluidos los fenómenos climáticos extremos y los peligros naturales, condenamos las acciones dirigidas contra la cultura en el contexto de los conflictos armados y el uso de bienes culturales o de sus alrededores para fines militares”, reza el punto número catorce.

En este mismo punto se enfatiza la responsabilidad de los países que suscriben a fortalecer acciones contra la delincuencia organizada y la financiación del terrorismo, afrentas que deberán hallar apoyos técnicos y financieros a través de los acuerdos internacionales, es decir que la recuperación de los países ante el embate de la violencia deberá encontrar respaldos en las convenciones de la UNESCO.

Acerca del tráfico ilícito

Sobre el tráfico ilícito de bienes, entre otros puntos, el documento insta a fomentar la introducción de sanciones penales o administrativas sobre actos que puedan constatarse como de tráfico ilícito de bienes culturales, pero también acciones para fomentar la cooperación de los agentes del mercado del arte en temas como la certificación de origen de los bienes culturales y la prevención de la adquisición de piezas de procedencia no especificada para museos y colecciones privadas. Todo esto lo precisa el punto número dieciséis.

El punto siguiente, el 17, está dedicado a instar al diálogo internacional para el retorno y restitución de los bienes culturales a sus países de origen, incluso aquellos que están fuera de la Convención de la UNESCO de 1970. Por este conducto, el documento insta a la UNESCO a la aplicación efectiva de los marcos jurídicos o las políticas existentes para el retorno de los bienes culturales.

Por lo anterior, conminan a la UNESCO a que “proponga medidas e iniciativas concretas para combatir este fenómeno creciente y aliente a los agentes del mercado del arte, los museos y los coleccionistas privados; y a que apruebe un texto actualizado del Código Internacional de Ética para Marchantes de Bienes Culturales”.

Conoce aquí los 22 putos que concentra la declaratoria de Mondiacult 2022.

ricardo.quiroga@eleconomista.mx

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