Mientras China vuela globos espías, Irán pasea buque de guerra por Latinoamérica

Avatar
La Gran Carpa

La seguridad y la democracia en América Latina viven tiempos de vacas flacas. Las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela han fortalecido su alianza con los regímenes criminales de Irán, Rusia y China. La relación se ha ido cimentado por décadas y ahora los tentáculos estas autocracias alcanzan a otras naciones de las Américas.

Mientras el mundo miraba con preocupación los globos espías de China, el canciller de Irán, Hossein Abdollahian, realizaba una “visita amistosa” por Managua, La Habana y Caracas. Su objetivo principal: burlar las sanciones estadounidenses y fortalecer su alianza geopolítica en el patio trasero norteamericano.

Nicaragua

En Nicaragua Daniel Ortega ofreció ser la plataforma de Irán en Centroamérica. El dictador actualmente controla la Secretaria General del Sistema de Integración Centroamericana (SICA). La llave y vehículo de la integración regional.

Ortega, un dinosaurio de la guerra fría, defendió sin sonrojarse los programas nucleares de Irán y Corea del Norte. Aseguró que son pacíficos por naturaleza y soberanos por definición. Nicaragua ha firmado una veintena de acuerdos de cooperación con Irán en los últimos 16 años de dictadura. Todos estériles. Teherán ni siquiera figura entre los 20 socios comerciales del país centroamericano.

Venezuela

Nicolás Maduro también se reunió con el canciller de Irán. El dictador ofreció el año pasado un millón de hectáreas de territorio soberano a ese país para “fines agrícolas”. Ambas autocracias impulsan todo tipo de negocios opacos transnacionales incluyendo la minería ilegal y el oro de sangre.

En la gira, la venezolana PDVSA y la petrolera iraní NIORDC, acordaron la renovación del Centro de Refinación Paraguaná (CRP), el más grande de la nación sudamericana. Un hermoso cuento de inversiones persas difícil de materializar.

La visita a Cuba

Cuba, la madre de las dictaduras, ratificó su alianza de “amistad y hermandad” con Irán en contra de amenazas externas, es decir Estados Unidos. Irán es otro de los países que apoya a la isla con tecnología, seguridad alimentaria y petróleo. Han firmado 13 acuerdos de cooperación ni uno solo en beneficio del hambreado pueblo de Cuba.

Irán pasea buques de guerra en Latinoamérica

Irán también ha sacado a pasear sus buques de guerra por la latinoamerica. El mes pasado el Presidente Lula alegremente autorizó el ingreso del destructor IRIS Dena y el IRIS Makran. El buque armado hasta los dientes viaja por Latinoamérica y el mundo en misión “de paz”, dice el régimen teocrático de Teherán.

El Canal de Panamá

Por otro lado, las fuerzas armadas de Irán se han jactado de su presencia en diversas latitudes del planeta y celebran sus planes de tránsito por el Canal de Panamá este año. Un hecho histórico y repudiable.

Las autoridades del país canalero no han dicho que no a las pretensiones de Irán. Cautelosa y ambiguamente manifestaron que actuaran de acuerdo a su normativa y en estricto respeto a las leyes internacionales.

Mayor liderazgo en América Latina

La presencia de Irán no trae nada positivo para los pueblos de Latinoamérica. Estas giras buscan empoderar dictadores, impulsar negocios turbios y hacer geopolítica de alto voltaje.

El rol de la comunidad internacional luce cada vez mas débil. China, Rusia e Irán avanzan por América Latina con mucha fuerza y poco freno. Ofrecen negocios con bajos salarios, irrespeto a los derechos humanos y producción de artículos de mala o ninguna calidad.

La seguridad de las Américas está en riesgo y los regímenes autoritarios están floreciendo en todas partes como la hierba mala. Más allá de los cuentos chinos de globos del clima, la región requiere de un liderazgo preventivo y proactivo. Una comunidad internacional que actúe antes de que se establezcan las dictaduras y antes de que se generen conflictos bélicos.

Sanciones son necesarias

Los países que establecen alianzas con regímenes autoritarios y terroristas deben ser sancionados y no premiados. No pueden seguir gozando de los privilegios de la democracia sin asumir la correspondiente responsabilidad.

La paz, la seguridad y la prosperidad no suceden por accidente. Se construye con el esfuerzo de ciudadanos valientes, gobiernos responsables y el apoyo de una activa comunidad internacional. Latinoamérica debe y puede seguir siendo una zona de paz.

* El autor es periodista, exembajador de Nicaragua ante la OEA y fue miembro del Cuerpo de Paz de Noruega.

Enlace a la fuente