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Pemex a la deriva

Pemex a la deriva

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La Gran Carpa

La semana pasada escribí sobre la noticia de Reuters sobre las pérdidas millonarias de Pemex en los nuevos campos prioritarios Quesqui e Ixachi. Aunque esto en sí debiese ser escandaloso, no es más que una muestra del estado catastrófico de la otrora empresa más importante de México.

El lunes, este periódico reportó que la producción de petróleo de Pemex en el 2022 cayó a su menor nivel desde 1979. En efecto, la producción de Pemex de crudo fue de 1.523 MBD a los que habría que agregar 220,000 barriles diarios de condensados para un total de 1.743 MBD de hidrocarburos líquidos. En 2018 Pemex produjo 1.808 MBD de hidrocarburos líquidos, 1.787 millones de petróleo crudo y 21,000 de condensados. Es decir, la producción total presenta una caída de 3.6%, la de petróleo crudo de 14.8% y la de condensados un incremento de 945 por ciento.

Podría parecer que esta caída no es alarmante ya que el incremento de la producción de condensados compensa la caída en la producción de crudo. Pero al analizar los datos parece otra historia. El aumento en condensados proviene casi exclusivamente de Ixachi donde se desperdició 31% de la producción de los últimos tres años. En la producción de crudo, los datos muestran una historia preocupante por la caída en la producción de los campos más grandes. Ku-Maloob-Zaap (KMZ), después del desplome de Cantarell, es el principal yacimiento de México y la base de la plataforma de la producción petrolera. Contra la producción máxima, la caída de Maloob es de 37%, en Zaap de 33% y en Ku de 70 por ciento. La caída en otros campos también es pronunciada –Onel 51%, Pockché 26% y Akal (Cantarell) 50 por ciento.

Esto nos dice que los campos que han mantenido la producción de Pemex y que tienen grandes rentabilidades están declinando aceleradamente. El plan de explotación acelerada de los campos prioritarios –descubiertos en sexenios anteriores– del gobierno ha servido para paliar esta caída, aunque de forma poco rentable. Sin embargo, no queda claro cómo se mantendrá la plataforma petrolera. Esta administración ha descuidado el trabajo de exploración para incorporar y restituir reservas. El enfoque ha estado en reclasificar reservas de 3P a 2P –de posibles a probables. Pero no se ha invertido lo suficiente en exploración de nuevos campos.

De acuerdo con el especialista Erick Sánchez Salas, “para cambiar la trayectoria de producción de Pemex y producir volúmenes cerca de la meta del gobierno de 2 MBD, se necesitarían descubrimientos arriba de 2,000 MBD y el desarrollo de campos con un rango de 30 a 100 pozos con reservas superiores a 1,000 MBD equivalentes”. Mientras, “la estrategia de inicio del gobierno fue descubrir 20 campos al año. Hasta ahora no se ha realizado un sólo descubrimiento. En cuanto a las reservas, los esfuerzos se han enfocado en la reclasificación de probables a probadas sin que los volúmenes forzosamente hayan sido certificados por un tercero. Dejando de lado la restitución de reservas o la sustitución de campos productores ya en declinación por otros de reciente incorporación”.

Mientras la situación se deteriora, Bloomberg reportó que Pemex colocará 2,000 millones de dólares de bonos para hacer frente a sus obligaciones anuales. El mundo del dinero gratis se acabó, por lo que se espera que esta colocación tenga que pagar un interés de alrededor de 10 por ciento. No es impagable y habrá apetitos por estas tasas –habrá que ver si las políticas de ESG no lo afectan– pero cada vez ponemos más presión sobre los flujos de una empresa que parece tener menos viabilidad a largo plazo.

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