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¿Por qué nuestra moneda se llama peso?

¿Por qué nuestra moneda se llama peso?

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¿Por qué nuestra moneda se llama peso?

El peso mexicano es actualmente una de las monedas más negociadas en el mundo. De hecho, entre las divisas emergentes se ubica en el segundo lugar, solamente superado por el reinminbi (también llamado yuan) de China.

Cuando los operadores cambiarios spot o de futuros quieren apostar por los mercados emergentes, sea a favor o en contra, suelen visitar al peso, que se encuentra en las plataformas bajo el código ISO 4217 mxn, antes mxp.

La importancia de la divisa mexicana en los mercados no es discutible y esto provoca que, en ocasiones de forma errónea, en el país se le tome como un indicador de estabilidad económica y motivo de amplio debate político.

Pero a pesar de estar constantemente en el centro de la opinión pública, son pocos quienes saben de sus monedas o billetes más que la denominación. El mejor ejemplo de eso es su nombre. ¿Por qué la moneda se llama peso?

Dificultades en el Virreinato

Antes de la llegada de los conquistadores a América, en el territorio donde se encuentra México, cacao, polvo de cobre, jade, plumas y muchos otros objetos importantes para las culturas prehispánicas eran un medio de cambio.

Después, con la llegada de los españoles también arribaron al continente las monedas que viajaron desde Europa. Más tarde se acuñaron otras monedas europeas con el oro y los demás metales saqueados de Tenochtitlán.

Las monedas fueron escasas en Nueva España hasta que en 1536 el virrey Antonio de Mendoza fundó la Real Casa de Moneda de México. Mientras eso sucedía, la única moneda que circuló fue la del sistema de Castilla.

Este sistema monetario castellano estaba compuesto por unidades base, los maravedí, y por monedas de oro (ducado), plata (real) y cobre (vellón). Para compensar los gastos de traslado, recibió un incremento de valor.

Un real de plata en Castilla equivalía a 34 maravedís, pero en la colonia su equivalencia era 44 maravedís. El número de monedas fue insuficiente y se utilizaron otros medios de pago, entre ellos destacó el oro al peso.

Se elaboraron piezas de oro en distintas denominaciones, pero todas las disposiciones para regular el precio del metal no sirvieron. Las estafas se multiplicaron, lo que trajo un gran sentimiento de inconformidad.

La molestia creció cuando, por aumentar el circulante, las autoridades se empeñaron en alear poco oro con cobre y crearon una moneda: el oro de tepuzque, rechazada sobre todo por las poblaciones indígenas.

Ante estos problemas se recurrió al trueque y a los pagos en especie que sustituyeron a los salarios, de acuerdo con La génesis del crédito colonial, publicado por el Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM.

El real de plata

Sin un medio de cambio más confiable las almendras y granos de cacao comenzaron a tener equivalencias con los maravedís, aunque con varias limitaciones, mientras que los españoles acaparaban los metales.

En 1535, el virrey Antonio de Mendoza fundó la Real Casa de Moneda, un acontecimiento que coincidió con descubrimientos de yacimientos de plata. Después de un año inició labores, según el Museo del Banxico.

Para poder comerciar con el exterior y evitar las irregularidades, se labraron monedas de plata y se prohibieron las de oro. También se pospuso el cobre. temporalmente la de cobre. Así volvieron al real de plata.

Debido a la abundancia de la plata esta vez no tuvieron problemas para la aplicación del sistema, que comenzó a operar de la misma manera que en España: misma ley, peso y valor nominal para la moneda.

En ese sistema, la mayor denominación era la del peso fuerte o peso duro, equivalente a 20 reales. El término prevalecería a pesar de que durante los levantamientos los caudillos acuñaron sus propias monedas.

El peso español habría recibido su nombre precisamente de la tasación de productos al peso de los metales, mientras que el peso lo hizo de la moneda española, usada en la colonia gracias a las minas de plata.

Ocho países denominan peso a su divisa en la actualidad, además de México tenemos a Argentina, Chile, Colombia, Cuba, Filipinas, Dominicana y Uruguay. Todos formaron parte del imperio español.

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