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¿Qué tan demócrata es López Obrador?

¿Qué tan demócrata es López Obrador?

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¿Qué tan demócrata es López Obrador?

Un gobierno es más democrático entre menos este concentrado el poder en una sola persona, por el contrario, entre más poder concentre en su persona el jefe del gobierno, el sistema político será menos democrático.

La primera condición para que un país pueda considerarse una democracia es la división de poderes entre el ejecutivo, legislativo y judicial. Un gobierno federal es también más democrático que un gobierno centralista y cuando se avanza a una participación mayor de la ciudadanía, se pasa de una democracia representativa a una democracia participativa.

En nuestro país el avance democrático ha sido lento y fue sólo hasta 1997 que se logró una auténtica división de poderes con la perdida de la mayoría del PRI en la cámara de diputados, así como con la reestructuración que promovió el presidente Zedillo para dar más autonomía al poder judicial. La participación de la ciudadanía en nuestro sistema político siempre ha sido muy limitada y sólo en los últimos años se había logrado abrir algunos espacios a organizaciones civiles dentro del gobierno.

Con López Obrador muchos de estos avances se han revertido, en el caso de la Corte su intervención para proponer, y en caso de falta de acuerdo en el Senado, nombrar ministros, le ha permitido controlar la posibilidad de que se rechacen leyes inconstitucionales propuestas por el presidente y aprobadas por la mayoría de Morena en el congreso. El poder judicial ha estado sujeto a una presión permanente por parte del presidente y de su decisión de controlar a la Corte.

En el caso del federalismo, el control que tiene el presidente del presupuesto federal ha convertido a los gobernadores en aliados incondicionales si quieren contar con su buena voluntad para obras y apoyos. A las organizaciones de la sociedad civil simplemente las ha ignorado, convocando a consultas a manos alzada, totalmente manipuladas.

En el caso del poder legislativo ha logrado, como nunca se había visto, un congreso qué pasa todas sus iniciativas si cambiarles una coma. Aún en los tiempos del presidencialismo priista más concentrado, el Congreso nunca había sido solo una oficialía de partes del presidente como es actualmente.

Durante el priismo, las iniciativas que enviaba el presidente a las cámaras habían sido discutidas y acordadas previamente con los sectores obrero y campesino, con representantes del sector privado y gobernadores, por lo que cuando llegaban, se aprobaban en forma automática por los diputados y senadores.

Actualmente, esos sectores y representantes han perdido fuerza y las iniciativas que envía el presidente lopez Obrador cuentan sólo con su punto de vista y su apoyo y gracias al control que tiene sobre la mayoría del Congreso y las consecuencias que tendría para cualquier legislador de Morena votar en contra, se aprueben en forma automática, sin cambios y en la mayoría de los casos sin discusión.

Lopez Obrador dice que es un demócrata, la realidad es otra, durante su gobierno se ha dado un paso atrás en la autonomía de los poderes legislativo y judicial, en el federalismo y en lo que sería una democracia participativa. Si a esto le sumamos su intención de controlar al INE interviniendo en el nombramiento de los consejeros y el avance en la militarización, estamos viviendo uno de los sexenios menos democráticos de los últimos 90 años.

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