Sindicatos amenazan con “paralizar” Francia en marzo contra reforma de pensiones
Los sindicatos amenazaron este sábado con “paralizar” Francia en marzo, si el presidente Emmanuel Macron “no escucha” el rechazo mayoritario de la población a su reforma de las pensiones, en plena jornada de nuevas manifestaciones masivas.
“Si pese a todo el gobierno y los legisladores siguen sin escuchar el rechazo popular, la intersindical llamará (…) a paralizar todos los sectores en Francia el próximo 7 de marzo”, dijo el líder de la central FO, Frédéric Souillot.
La advertencia tuvo lugar en el marco de una cuarta jornada de protestas en Francia desde inicios de año. A la espera de datos oficiales, el sindicato CGT anunció 500,000 manifestantes en París, donde se registraron algunos incidentes con la policía.
El objetivo es que el gobierno retire su propuesta de retrasar la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y de adelantar a 2027 la exigencia de cotizar 43 años (y no 42 como ahora) para poder cobrar una pensión completa.
Una mayoría de franceses dos de cada tres, según los sondeos– se oponen a la reforma, con la que el gobierno busca acercar la edad de jubilación a la de sus vecinos en Europa y evitar un futuro déficit en la caja de las pensiones.
“Me cuesta creer que el gobierno no escuchará este importante rechazo” en un “contexto difícil” de inflación para los ciudadanos, dijo a la AFP Gaëlle Leroy-Careto, de 47 años, en la marcha celebrada en París en un ambiente festivo.
Esta trabajadora social acudió junto a su marido, su hija, su hermana y su sobrino. “Manifestamos por nuestras pensiones y la de nuestros hijos”, aseguró la mujer, recordando que en 2010 ya pasó de 60 a 62 años y augurando que dentro de 10 podría pasar a 70.
Las manifestaciones del 31 de enero –entre 1.27 y 2.8 millones de personas– fueron las más concurridas contra una reforma social en Francia en tres décadas, pero el gobierno no dio marcha atrás. Este sábado, la policía espera entre 600,000 y 800,000 personas.
“Bloquear la economía”
Todo apunta ahora a un endurecimiento de la protesta a partir del 6 de marzo, cuando terminan las vacaciones escolares de invierno. Tras otra huelga el 16 de febrero, la primera gran acción de este cambio de ciclo se espera el 7 de marzo.
Los sindicatos del transporte público de París llamaron este sábado a un paro prorrogable en la RATP a partir de ese día para “bloquear la economía” y la central sindical CGT ya habló de una medida similar en el servicio de trenes.
La última vez que se logró paralizar una reforma de las pensiones en Francia fue en 1995, cuando el primer ministro de centroderecha Alain Juppé tuvo que dar marcha atrás tras una huelga general que paralizó durante tres semanas los transportes.
De forma inesperada, una huelga de controladores obligó a anular el sábado por la tarde la mitad de vuelos previstos en el aeropuerto de Orly.
La víspera, el presidente centrista, de 45 años, pidió a los sindicatos “responsabilidad” para no bloquear el país y deseó que el debate se haga en el Parlamento, al estimar que “es así como la democracia debe funcionar”.
La tensión es máxima en la Asamblea (cámara baja) entre la oposición de izquierda Nupes y la alianza de Macron, que carece de mayoría absoluta y espera el apoyo de la oposición de derecha Los Republicanos (LR) a su reforma en curso de examen.
Pero tiene un as en la manga. El método parlamentario elegido le permite aplicarla a partir de finales de marzo, si las dos cámaras del Parlamento (Asamblea y Senado) no llegan a votarla ante las miles de enmiendas presentadas.
“Sea cual sea el resultado de esta reforma, no cabe duda que el ejecutivo saldrá debilitado en la opinión pública y no está nada claro que las oposiciones (especialmente la Nupes) salgan reforzadas”, estimó el jueves la empresa de sondeos Odoxa.
Los sindicatos temen que la adopción de la medida genere una “desesperanza social” que beneficie en las urnas a la extrema derecha. La ultraderechista Marine Le Pen, opuesta a la reforma, ya disputó el balotaje a Macron en 2017 y 2022.
rrg