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Natalia Serdán, la heroína poblana clave de la Revolución Mexicana

Natalia Serdán, la heroína poblana clave de la Revolución Mexicana

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Ay, la Revolución Mexicana, qué bonito y no sé qué, pero, ¿estamos conscientes de lo que esto significó para nuestra nación? Hace 110 años un grupo de mexicanos luchó por ideales de justicia e igualdad y se manifestó en contra la dictadura porfirista, lo que les costó la vida a muchos de ellos.

Hoy en día nos seguimos quejando y mentándole su madre a cabecita de algodón porque queremos, podemos y se nos da la gana, pero, uy, no, en los tiempos de mi abuelita no era así. A quien se quejaba, le daban cuello por no ‘coopelal’, como diría Zhenli Ye Gon y como le pasó a Francisco I. Madero, a quien no se le hizo justo que un viejito, también de cabeza blanca, estuviera décadas en el poder, mientras los grupos vulnerables se seguían muriendo de hambre.

Orita es al revés, pero la gente se sigue quejando porque es lo que mejor sabemos hacer, en fin, ya me desvié del tema principal.

Por si no lo saben, hace dos días la casa de los hermanos Serdán en mi bella —y algunas veces aburrida— Puebla, convertida en el Museo Regional de la Revolución Mexicana, cumplió su 60 aniversario y una por curiosa, visitó las instalaciones e hizo un breve recorrido, siguiendo todas las medidas sanitarias, claro está.

Foto: Juan Salcedo

¿Y de qué creen que me enteré? Como no soy historiadora y rara vez puse atención en mis clases de Ciencias Sociales en la escuela, pues no lo sabía; bueno, en realidad solo estoy justificando mi falta de atención y de interés en algunos temas como la Revolución Mexicana que solo aprendí para mi examen y borré de mi memoria para siempre porque esa la uso para cosas importantes: recordar letras de canciones en inglés e idealizar recuerdos.

Resulta que el amable guía del Museo Regional de la Revolución Mexicana, Domingo Castillo, me dijo que eran cuatro hermanos Serdán: Aquiles, Máximo, Carmen y Natalia, pero ‘no se comenta mucho sobre ella’, a tal punto que la gente, como su servidora, hasta se olvida de su existencia.

Por suerte, Domingo me explicó que en realidad la casa no era de los tres más populares (Aquiles, Máximo y Carmen), sino de Natalia Serdán.

La lujosa casa —porque en ese entonces, tener una tina en tu baño y más de tres habitaciones era considerado algo ostentoso— fue un inmueble heredado por su marido, el famoso abogado Manuel Sevilla, quien sí tenía dinero.

De hecho, la familia Serdán no podría llamarse acaudalada, señaló Domingo, entusiasmado con la historia, mientras me seguía contando todos los pormenores de esta familia y yo, como buena vecina chismosa, escuchaba encantada hasta cierto punto.

Los Serdán no tenían tanto dinero, como algunos suponen, pues su mamá a duras penas los sacó adelante cuando su padre murió. Antes de eso gozaban de un poco de renombre por su abuelo materno Miguel Cástulo Alatriste, un general letrado y respetado por la comunidad. Cuando crecieron, Natalia Serdán fue de las que tuvieron suerte, pues se enamoró de un hombre adinerado, y cuando este murió, recibió a sus hermanos en su casa.

Foto: Juan Salcedo

En el patio del ahora museo hay cuatro bustos que homenajean el coraje y la astucia de los hermanos y no hay que ser muy observador para darse cuenta, pero, con lo que me contaba el guía turístico, supe que Natalia era una pieza clave en el levantamiento precursor.

Efectivamente, muchas personas ignorábamos la importancia de Natalia Serdán, pero sin ella probablemente Aquiles y Máximo no se habrían podido organizar, ni habrían conseguido un lugar para planear las estrategias ni guardar las armas para enfrentarse al gobierno porfirista.

Foto: Juan Salcedo

Sin embargo, este no fue el único papel que cumplió Natalia Serdán, sino que esta valiente heroína cuidó de ocho chamaquitos luego de haberse quedado sin hogar y sin hermanos, bueno, Carmen no se murió, pero estaba en la cárcel, embarazada de su tercera hija, así que era como si no existiera porque no contaba con ella.

Imagínense, si hoy nos da el soponcio por subir uno o dos kilos a la semana, ¿qué sintió esa pobre mujer de quedarse sola de pronto y con todo un kínder por delante?

¿Cuál fue la labor exacta de esta heroína sin capa? Bueno, pues no tiroteó a nadie ni ideó las estrategias más complejas para atacar, simplemente tuvo que cuidar de los niños durante el enfrentamiento.

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De acuerdo con el testimonio de su nieta, Lilia Sevilla de Fish, Natalia Serdán se llevó a los siete críos en el carruaje de su primo a casa de Miguel Rosales en plena madrugada para evitar una mayor tragedia.

Lilia aseguró que su abuela quería regresarse y ayudar, pero sabía que debía sacrificar sus ansias por los pequeños. Esta mujer cuidó de los niños durante un tiempo; incluso, del recién nacido de Carmen, quien dio a luz estando encarcelada, pero luego salió y crio a sus tres hijos.

Foto: Juan Salcedo

Después de escuchar esto, me quedé pensando en el importante papel que había tenido Natalia Serdán y me pareció triste saber que había sido tan degradado con el paso del tiempo. Aunque ella no había enfrentado físicamente a los policías ni al Ejército, había huido con los niños para protegerlos y había alojado y resguardado a sus hermanos en su casa, arriesgando su reputación.

Sin embargo, denigrar el papel de la mujer, por desgracia, es algo común en nuestro país. Decir que las mujeres no hacen nada o no se cansan por el simple hecho de que les tocan las labores ‘sencillas’ del hogar o criar a los hijos es tan absurdo, pues la vida es la misma adentro o afuera de la casa y nada se resuelve mágicamente solo por quedarte dentro de ella.

De hecho, miles de feminicidios demuestran que ni siquiera en tu hogar estás a salvo.

En fin, escribí esto para que más gente conozca a esta heroína nacional que fue parte fundamental del movimiento de la Revolución Mexicana y reflexione sobre el papel de la mujer en nuestra vida: ¿serías quien eres sin tu mamá o sin tu hermana?, ¿los hermanos Serdán serían quienes son sin Natalia Serdán?, ¿su descendencia habría existido?

Y pues nada, hasta la prócsima, amixes, que sueñen bonito y que no contraigan el bicho.