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Consumismo y nula educación financiera, el origen de la cuesta de enero

Consumismo y nula educación financiera, el origen de la cuesta de enero

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Comenzó el año 2020 y con él la denominada cuesta de enero, pero ¿sabes desde cuándo le llamamos así?

Como su nombre lo indica, una cuesta es un terreno en pendiente difícil de escalar. El mes de enero para muchos es sinónimo de tener que subir una empinada montaña financiera.

El término se popularizó principalmente en España y países de América Latina.

Escalador escalada con cuerda y carabinas en una gran pared rocosa Foto Premium

La ‘cuesta de enero’ no es concepto que provenga de hace muchos siglos, ya que se considera que tuvo su auge con el capitalismo.

Anteriormente, en España se acostumbraba a denominar el periodo en que una persona andaba sin dinero como ‘andar sin un clavo’, lo que refiere al dicho popular del siglo XVI ‘sin dejar clavo en la pared’, el cual se decía ante un panorama desolador después de haber quitado a alguien todas sus posesiones. El término también se aplicó a los robos que sufrían las personas.

No obstante, este no sería un origen propiamente etimológico para ‘cuesta de enero’, sino más bien un referente de situación financiera.

La cuesta de enero es popular porque muchas personas despilfarran dinero en las fiestas decembrinas y se olvidan de que con el inicio de año deben comer, pagar deudas, cubrir impuestos, entre otras obligaciones financieras.

El hombre mira su billetera vacía mientras conduce un auto, comportamiento peligroso Foto gratis

El investigador Héctor Luis del Toro Chávez detalló que la cuesta de enero se considera como un fenómeno microeconómico que surge como consecuencia de gastar lo que no se puede pagar.

El economista destacó que este fenómeno se presenta cada inicio de año en varios países, después de que una serie de movimientos estacionales, como la inflación, salarios y gastos, incrementan en el último mes del periodo anterior.

Los especialistas consideran que la principal causa de que la cuesta de enero sea un fenómeno en auge es la poca educación financiera que tiene el común de la población.

Por ello, el nacimiento de la cuesta de enero como fenómeno económico y social tiene sus orígenes en el siglo XX, cuando el consumismo se desarrolló y apareció la publicidad.

Cesta de la compra Foto gratis

La mercadotecnia creó nuevas necesidades que la población no tenía antes con el fin de vender, es así que desde finales de noviembre podemos ver en tiendas distintas promociones que nos hacen creer que necesitamos comprar.

¿Recuerdas lo que compraste en las fiestas decembrinas? ¿Cuánto de lo que adquiriste realmente era indispensable?

La publicidad de distintos negocios nos indica que necesitamos infinidad de requisitos para poder pasar una buena fiesta de Navidad o Año Nuevo.

Además, después de la creación de las tarjetas de crédito en 1949, a las personas se les hizo ver que no es necesario pagar por un bien en el momento, ya que si no alcanza, se puede pagar a ‘meses sin intereses’.

Imagen recortada de una persona que paga con tarjeta de crédito Foto gratis

Las tarjetas de crédito brindaron una de las mejores trampas para que la cuesta de enero continúe proliferando en países que tienen salarios bajos.

Cuando a las personas no les alcanza para cubrir las necesidades que la publicidad les creó, acuden a una herramienta que brindan los bancos; aunque parece una bendición en el momento, al pasar factura crea estragos.

¿Cómo evitar que nos afecte la cuesta de enero?

Ahora que inicia el mes de enero tal vez te hayas dado cuenta de que no todo en lo que gastaste durante diciembre lo necesitabas; sin embargo, este ejercicio debió ocurrir desde antes de comenzar a comprar.

Aunque no puedes regresar el tiempo, sí estás en buen momento para mejorar tus finanzas personales a fin de llegar al otro año con mayor estabilidad y sin la tentación de caer en el consumismo.

No dejes que te gane la emoción. La comida, la luz, el teléfono, el predial, las colegiaturas, el agua, entre otros, son gastos necesarios de los que no puedes prescindir, pero tu suscripción a Netflix, comprarle ropa nueva al inicio de año a toda la familia o salir a cenar a un restaurante caro con tu pareja están en segundo término y no pasa nada si no lo haces.

Realiza una lista de lo que debes pagar cada mes y en enero trata de ajustarte el cinturón para que la cuesta no te dure medio año.

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Pagar con tarjetas de crédito no es mejor. Por más que consideres una buena oferta los meses sin intereses o que te otorguen puntos, si no estás en las condiciones de comprar algo, no lo hagas.

Recuerda que el saldo disponible en una tarjeta de crédito no es tu dinero y el banco, aunque no lo parezca, tiene que ganar por prestártelo.

Además, si olvidas las fechas de corte o te sucede un imprevisto que te impida pagar la mensualidad, podrías terminar con una deuda innecesaria.

Evita los gastos hormiga. Comprar chicles en un puesto de periódicos, pasar por tu café de las mañanas o estar suscrito a innumerables servicios que a veces no ocupas generan gastos que se van acumulando.

Revisa cómo llevas tu rutina diaria y detecta los momentos en que tienes fugas en tu cartera.

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Además, podrías implementar otras acciones como usar el transporte público durante estos meses y apagar las luces que no ocupes para disminuir el costo del recibo de luz con el fin de ahorrar y afrontar la cuesta de enero.

Lo más importante será que el siguiente fin de año hayas aprendido que no todo lo que te gusta lo debes comprar y distingas tus prioridades de los gustos que te generó el consumismo.

Con información de Algarabía, MVS Noticias, Condusef y El Mundo

Portada: Unsplash

Interiores: Freepik y Pixabay