Ciudad de México es el futuro próximo para los artistas: Mariane Ibrahim
Hay una nueva galería en la Ciudad de México, Mariane Ibrahim Gallery, que estrena su tercera sede además de Chicago y París, con un objetivo muy claro: conocer, visibilizar, impulsar el arte africano y afrodescendiente del mundo, generar sinergias y abrir puertas para quienes, por motivos de raza sobre todo, no han podido insertarse en el medio.
La galerista Mariane Ibrahim está en la Ciudad de México para acompañar al artista Clotilde Jiménez en la exposición inaugural.
“Estoy muy interesada en la cultura afrolatina y planeo hacer una búsqueda de la descendencia africana afincada en México porque tiene una enorme historia en el continente”, declara la galerista. “Queremos ser una plataforma para los artistas mexicanos, aquí y en Chicago, donde también hay una gran comunidad latina. Creo que podemos hacer un balance perfecto entre México, Chicago y París. Venimos dispuestos a enamorarnos”.
Reconoce que no solo en México sino en todo el mundo los artistas africanos y afrodescendientes están mínimamente representados. “Nuestro trabajo es descubrir si hay una conexión entre la comunidad afrolatina con el resto de los artistas, averiguar si hay una conexión o no”.
Una de las razones para establecerse en México, resuelve Mariane Ibrahim, es que “la Ciudad de México es el futuro próximo para los artistas. No soy la única persona que lo comenta, mis colegas también creen que (esta ciudad) será la próxima Nueva York, en términos de diversidad”.
“En México me he reunido con muchos más curadores de aquellos con los que me he relacionado en París o Nueva York, porque ellos saben lo que aquí se está gestando aquí. No tengo una bola de cristal, pero tengo una intuición (para estar en México), y estoy siendo congruente con ella”, declara.
Ibrahim reconoce en los artistas mexicanos una rica herencia de corrientes artísticas y esto significa un gran atractivo para creadores de otras latitudes, quienes se han interesado en instalarse en el país. “En México hay un gran atractivo para que los artistas vengan a trabajar, por diferentes razones, económicas, culturales, de clima. Eso está generando una especie de energía (de atracción), porque adonde quiera que vayan los artistas, los coleccionistas también irán”.