La encrucijada de los ahorros de China
Obligados a quedarse en casa por estrictos bloqueos de cero-COVID, los chinos escondieron 3.9 billones de dólares en depósitos bancarios el año pasado. Si bien muchos economistas cifran sus esperanzas de una recuperación global en una juerga de “gastos de venganza” por parte de los consumidores chinos, el aumento en los ahorros refleja en gran medida la incertidumbre económica, en lugar de la demanda
SHANGHÁI – Los depósitos bancarios chinos aumentaron 26.3 billones de yuanes (3.9 billones de dólares) el año pasado, según datos recientes del banco central chino, el Banco Popular de China (PBOC). Como consecuencia de la estrategia rígida de contención del covid-19 implementada por China, que el gobierno desmanteló en diciembre, los ahorros de los hogares se incrementaron 7.8 billones de yuanes en 2022, lo que implica un crecimiento de más de 5 billones de yuanes solo en los dos últimos meses del año.
Para muchos economistas y analistas occidentales, esto que se da en llamar “exceso de ahorro” representa una demanda acumulada que podría generar una ola de “gasto de venganza” este año, e impulsar la recuperación económica global. Sin embargo, aunque se espera que China experimente una recuperación del consumo este año, los hogares chinos tal vez mantengan un nivel más alto de ahorros preventivos en el largo plazo.
Sin duda, el aumento de los ahorros de los hogares chinos el año pasado es inusual y refleja la imposibilidad de gastar de los consumidores como resultado de los estrictos confinamientos de covid cero de China, que obligaron a millones de personas a quedarse adentro, a veces durante varios meses cada vez. Ahora que China ha abandonado la política, se han abierto las compuertas, y tiene sentido que gran parte de estos ahorros forzados se gasten y hagan subir el consumo.
Pero no todo el exceso de ahorros refleja un gasto reprimido de los consumidores. Un alto porcentaje del aumento de los depósitos refleja lo que los hogares eligen ahorrar como prevención. Los hogares chinos ahorran, principalmente, en inversiones inmobiliarias y financieras y, el año pasado, postergaron las compras de viviendas y se retiraron del mercado bursátil y de otros activos financieros de mal rendimiento, y optaron por mantener su dinero en depósitos bancarios. Según varias estimaciones, las compras de viviendas cayeron, aproximadamente, 4 billones de yuanes en 2022, principalmente debido a las expectativas de los inversores de una crisis económica sostenida. Aun si el gasto de los consumidores regresara a la normalidad este año, una mayor incertidumbre muy probablemente haga que las familias chinas no inviertan los ahorros que tanto les costó conseguir en viviendas o acciones, de modo que los depósitos bancarios se mantendrán más altos.
Una encuesta de hogares del PBOC, realizada durante el tercer trimestre del año pasado, muestra que los hogares chinos todavía se inclinan por el ahorro. Solo el 22.8% de los participantes dijo estar dispuesto a comprar más cosas, comparado con el 58.1% que querría incrementar sus ahorros y el 19.1% al que le gustaría invertir más. En parte, esto refleja la propensión de larga data de la población china, ya que dos décadas de fuerte crecimiento de los ingresos han tenido poco impacto en la tasa de ahorro de los hogares. Pero también refleja una desconfianza constante en la economía: los hogares chinos, que ya tienen que lidiar con los crecientes costos de la vivienda, la educación y la atención médica, parecen preferir lo seguro y prepararse para los tiempos difíciles.
Los responsables de las políticas chinos deben reconocer el riesgo que plantea el exceso de ahorros para el desarrollo económico del país, y abordar la crisis del costo de vida que hace que los consumidores chinos sean reacios a gastar. Si bien China ha hecho grandes progresos en cuanto a reconstruir su sistema de seguridad social en los últimos 30 años, todavía tiene que brindarles a sus ciudadanos un nivel de protección acorde con su poderío económico. Aun en ciudades importantes como Beijing y Shanghái, donde los ingresos de los hogares son relativamente altos, a los residentes todavía les cuesta afrontar los costos exorbitantes de la vivienda, de la atención médica, de la educación y del cuidado de los mayores.
Para alentar a los ahorristas a volver a gastar, China antes tiene que lograr que la vivienda sea más accesible en las ciudades principales. Construir una oferta adecuada de viviendas públicas provistas por el gobierno y de alquileres de largo plazo en zonas urbanas, y garantizar que estos departamentos y hogares cumplan con estándares altos de seguridad y calidad en todo el país, podría desincentivar el ahorro de los hogares y fomentar un mayor consumo actual, especialmente entre la gente más joven.
Además de una vivienda asequible, es crucial que se ofrezca apoyo financiero a las familias a través de programas de ayuda social a fin de restablecer la confianza de los consumidores. Para minimizar la carga pesada que recae en los hogares que tienen dificultades para pagar sus necesidades básicas, los responsables de las políticas chinos deben rediseñar el gasto fiscal del gobierno. Aumentar las protecciones sociales y ofrecer más beneficios sociales para las familias de bajos y medianos ingresos podría traducirse en un mayor gasto y en un camino de desarrollo más sustentable para las próximas décadas.
Pero sin una reforma importante de su política fiscal y de su sistema tributario, el exceso de ahorros de los hogares podría afectar seriamente las perspectivas económicas de largo plazo de China. En las últimas décadas, el gobierno chino ha implementado una estrategia de crecimiento liderado por las inversiones y alimentado por el crédito para impulsar la demanda agregada y compensar el consumo deprimido. Pero la adhesión por parte del gobierno a esta estrategia en los últimos diez años, inevitablemente, ha ayudado a crear una burbuja inmobiliaria especulativa que hizo que la vivienda resultara inasequible para muchos y contribuyó a la desaceleración económica actual del país.
Es demasiado tarde para cambiar el curso. La economía de China ha alcanzado un punto crucial. El gobierno tiene los recursos y la capacidad para implementar políticas fiscales y de asistencia social que favorezcan a las familias en lugar de a las empresas, y hacer que este tipo de sistema fiscal sea compatible con un desarrollo económico saludable a largo plazo. Pero, primero, debe tomar medidas inmediatas para aumentar la protección social y el gasto social para sus familias de bajos y medianos ingresos. Si los responsables de las políticas en China gastan más en los hogares, verán que estos están más dispuestos a gastar.
El autor
decano de la Escuela de Economía de la Universidad Fudan, es director del Centro de China para Estudios Económicos, un grupo de expertos con sede en Shanghái.
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