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La inevitable recesión en 2023 y, ¿quién saldrá ganando?

La inevitable recesión en 2023 y, ¿quién saldrá ganando?

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Los mercados internos liderarán la recuperación de las economías latinoamericanas

Imagine usted que viaja en el tiempo y se encuentra en Nueva York. La fecha es el 24 de octubre de 1929, también conocido como el “Jueves Negro”. ¡Pánico! Los titulares del día siguiente son aterradores. Los inversionistas. veían su cartera -y su patrimonio- desplomarse. Los teléfonos en las bulliciosas oficinas de Wall Street en Nueva York no dejaban de sonar; Nudo en la garganta, mirada fija y ojos llorosos. Casi se podía escuchar la avalancha de acciones desplomándose como el rugido de un edificio resquebrajándose.

¿Podrá estar muy lejos ese estruendo de los cuerpos que caen al vacío? Ciertamente, una imagen perdurable del crash -o de los crashes bursátiles-, que ahora son una parte del folclore del mundo financiero, es la de los inversionistas arruinados arrojándose por ventanas, edificios y puentes.

“Cuando Wall Street dio ese último coletazo de bestia moribunda, tenías que hacer cola para conseguir una ventana por la cual saltar, y los oportunistas vendían espacio para cadáveres en el East River”, escribía un corresponsal en uno de los tabloides sensacionalistas de aquella época.

El colapso duró hasta 1932, lo que resultó en la Gran Depresión, una época en la que las acciones perdieron casi el 90% de su valor. Los mercados no se recuperaron por completo hasta noviembre de 1954. La crisis duró 25 años, aproximadamente. La realidad es que desde entonces, los ciclos de mercado se han vuelto más veloces, el mundo -y los mercados-, se mueven más rápido y seguramente esta crisis será más corta.

Cuando el mercado de valores experimenta una caída brusca, los inversionistas tienden a actuar impulsivamente, tienen miedo y venden.

Sin embargo, y esta parte es crítica, los mercados alcistas, “bull markets” que siguen a estas caídas -y a las crisis- tienden a ser fuertes y duran mucho más. Adicionalmente, hay siempre un grupo selecto de personas que compran activos que suelen subir exponencialmente durante estos periodos de alta volatilidad.

No hay fecha que no se cumpla, y el consenso entre analistas es que hoy estamos por entrar en una recesión (el “crash” ya sucedió y no hemos tocado fondo). El mercado de valores ha tenido cinco grandes crisis contemporáneas en su historia, y todas las veces se ha recuperado por completo: La de 1929, que duró 25 años, en 1973 se detonó “la crisis del petróleo” que duró dos años, en 2000 la famosa caída de las acciones “Dotcom” que duró ¡gulp! quince años, en 2008 se reventó la burbuja de las hipotecas “subprime” y ese episodio duró año y medio, finalmente el más reciente crash provocado por la pandemia Covid-19 en 2020, que sólo duró 33 días.

Entonces, no hay duda de que el mercado cae. Las variables más grandes son cuánto tiempo tomó a los índices recuperarse. Y por otro lado, ¿que comprar para protegerse o ganar dinero?

¿Por qué el último crash duró tan poco? Son muchas las voces que han criticado las acciones de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos por inyectar liquidez a los mercados en 2020 elevando los precios rápida y “artificialmente”, provocando después el aumento preocupante de la inflación que sufre hoy todo el planeta.

Para tratar de contener la inflación, los bancos centrales han comenzado a subir sus tasas de interés. La apuesta de la Fed es que si sube el costo del crédito habrá menos demanda de productos y los precios comenzarán a bajar. El problema es que también caerá el crecimiento provocando una recesión.

¿Qué tan profunda será esta recesión? ¿Donde invertir? La inflación ha cedido muy poco, diez años de una política de dinero barato no terminarán -solamente- con una caída del S&P 500 del 20%. En recesiones anteriores, las primeras caídas son provocadas por el aumento de tasas de la Fed, y las segundas, mucho más profundas, son ocasionadas por la baja rentabilidad de las empresas (esta segunda parte está por venir).

Permítame, querido lector, plantearle las siguientes reflexiones:

Primero: Los bancos más grandes de Wall Street están de acuerdo en que el ciclo de aumento de tasas de interés de la Reserva Federal continuará el próximo año. Entre los analistas parece existir un consenso de que si la Reserva Federal sube su tasa de referencia por arriba del nivel de 5%, habrá una dura y prolongada recesión. Por otro lado, si la tasa de referencia de la Fed se detiene en el 4.5% – 4.75% se esperaría una recesión de leve a moderada:

  • Nomura proyecta aumentos al 5.75 % antes de un retroceso al 5 %, mientras que Barclays prevé recortes de 75 puntos básicos en los últimos cuatro meses de 2023.
  • Morgan Stanley, que ve el pico en 4.75%, y Bank of America, pronostican un recorte de un cuarto de punto comenzando en diciembre de 2023.
  • Goldman Sachs y Wells Fargo anticipan que las tasas alcanzarán un máximo del 5.25% y se mantendrán allí durante el resto de 2023, mientras que JPMorgan Chase estima que las tasas llegarán al 5 % y se mantendrán allí hasta 2024.
  • Citigroup Inc.ve el pico en un rango de 5.25% a 5.5% alcanzado a mediados de 2023, y se mantendrá allí durante el resto del año.

Segundo: Los inversionistas no deberían apresurarse a comprar demasiado pronto activos de riesgo (como acciones, índices bursátiles, divisas débiles, materias primas y, por supuesto, criptomonedas), porque desde nuestra perspectiva la ola bajista estaría aún muy lejos de terminar (sí ya tiene esos activos, no venda, y aguante). Cuando todo va a la baja, “no perder” es sinónimo de ganar, y la apuesta segura es buscar activos refugio (falsos como el dólar, y reales como el oro).

Tercero: Las opciones más sencillas para estar expuestos al oro son las siguientes: a) Mineras: Las mineras son una excelente opción ya que modifican su precio paralelamente al del oro y además proporcionan dividendos. b) Los ETF’S permiten hacer inversiones diversificadas -y en algunos casos- apalancadas que son más riesgosas pero pueden representar una ganancia mucho más jugosa. c) Inversiones “alternativas” (es en esta última categoría donde se obtienen grandes ganancias, billones de dólares se refugian aquí durante los mercados bajistas “bear markets”, inflando las valuaciones considerablemente) como el arte (revise la plataforma “masterworks”, por poner un ejemplo) ,el Venture Capital y el Private Equity.

Históricamente estas inversiones “alternativas” no están correlacionadas directamente con los mercados de valores tradicionales, y están reservadas para un grupo selecto de personas (inversionistas calificados o individuos UHN “Ultra High Net Worth”).

Pero gracias a la revolución Fintech, el inversionista de “a pie” ya puede invertir en ellas de manera fácil, segura, legal y con un capital mínimo: ¿Como? ¡Ese será tema de otra entrega!

Cuarto y último: Warren Buffett, Bill Gates y Michael Burry (inversionista en cuya vida se basó la película hollywoodense “The Big Short”) han invertido “en tierras de cultivo” o “Farmland”, sin embargo, la mayoría de los inversionistas individuales no lo han hecho. Las tierras agrícolas aumentaron un 12.4 % durante el año pasado, y eso es solo el promedio, que incluye las tierras agrícolas malas, promedio y buenas. La tierra de cultivo de la más alta calidad en realidad aumentó más cerca del 15-20% durante el año pasado. Eso es muy impresionante cuando consideramos toda la incertidumbre con la que estamos lidiando: la inflación es alta, las tasas de interés están aumentando, nos acercamos a una recesión y la pandemia aún no ha terminado.

Las tierras de cultivo son increíblemente resistentes por una simple razón: la gente necesita comer.

Los REITs (Real Estate Investment Trusts) pueden ser atractivos porque le permiten comprar una participación en una cartera bien diversificada que es líquida y administrada profesionalmente. Las desventajas son que los REITs pueden ser bastante volátiles y hoy en día solo hay 2 REITs de tierras agrícolas que cotizan en bolsa en los Estados Unidos: Farmland Partners (FPI) y Gladstone Land (LAND).

Twitter: @EduardoTurrentM

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