La ley del más rico
Oxfam, el conglomerado de organizaciones sociales enfocado a combatir la pobreza y la desigualdad, publicó su informe de 2023 titulado la Ley del Más Rico, gravar la riqueza para combatir la desigualdad. El argumento central es conocido, a partir de las reformas liberales, que, entre otras cosas, se proponían reducir las tasas impositivas para supuestamente impulsar la economía, las tasas efectivas de las empresas y de las personas de mayores ingresos, particularmente de los súper millonarios, se redujeron. Esto en un contexto en el que este reducido gremio fue capaz de captar rentas monopolísticas y utilizar paraísos fiscales. Oxfam muestra que la mayor parte de los impuestos en el mundo, alrededor de la mitad, se originan de gravar consumo, por lo que no son progresivos, mientras que solamente el 40% provienen de gravar la riqueza. El reporte de Oxfam, tiene un hallazgo adicional, los ingresos de los multimillonarios y grandes corporaciones se incrementaron a raíz de la pandemia, porque pudieron capturar buena parte de los apoyos contra cíclicos, y por el incremento de precios de alimentos y combustibles, sin tener que pagar impuestos adicionales por estas ganancias. Todo esto aún cuando ya no existe un consenso en torno a que, reducir las tasas impositivas sobre la renta es bueno para la economía en el mediano plazo, por el contrario, los organismos financieros internacionales recomiendan fortalecer la fiscalidad.
Oxfam enfatiza, razonablemente, en que se trata de una falla política que pone en riesgo la democracia. Existen corporaciones, pero sobre todo personas, de muy altos ingresos, que encuentran la forma de pagar tasas efectivas mucho menores al del resto de la población. Eso reproduce y hace crecer la desigualdad en la sociedad. Durante la última década, el 1% más rico de la humanidad ha acaparado más del 50% de la riqueza generada, pero, desde 2020, la tendencia a la concentración se ha intensificado. Desde entonces, dos tercios de la nueva riqueza son capturados por el 1% más rico. Por otro lado, en 2022, el salario de alrededor de 1,700 millones de personas creció menos que la inflación, mientras que la fortuna de los ultramillonarios aumenta en 2,700 mdd cada día.
La falla política, de captura de las instituciones, se refleja en los sistemas tributarios. Dos terceras partes de los países del mundo no aplican impuestos diseñados para gravar a las grandes fortunas, como los impuestos a la herencias o a los activos transferidos a familiares. Oxfam estima que la nueva generación de súper ricos va a heredar alrededor de 5 billones de dólares libres de impuestos. En general, las tasas máximas del impuesto a la renta de las personas han caído y tienen características menos progresivas. En los países OCDE la tasa marginal a las rentas más altas cayó de 58% en 1980, a 42% en fechas recientes. En el caso de las rentas de capital, la principal fuente de riqueza de los ultramillonarios, la tasas se sitúa en apenas 18%, en un promedio de 100 países.
Oxfam tiene varias propuestas tributarias pertinentes. Una es la posibilidad de aplicar impuestos para ganancias extraordinarias, como las que tienen las empresas de energía con el alza reciente de los precios, o de los bancos con el incremento de las tasas. También el lograr una tasa efectiva de 60% a las personas que forman el 1% más rico, con la base de sus rentas acumuladas por trabajo y capital, así como gravar su patrimonio. Para lo anterior sería necesario duplicar las tasas marginales máximas sobre la renta que, en una muestra de 100 países, se sitúan en solamente 31 por ciento. Aunado a esto, resultan necesarios los impuestos a las sucesiones, para gravar el valor neto de propiedades, activos financieros, cuentas bancarias y bienes tangibles heredados. Por cierto, para América Latina, y es el caso de México, Oxfam identifica como una de las principales fuentes con potencial recaudatorio para reducir la desigualdad, los impuestos a la propiedad, que en el promedio de la OCDE alcanza el 2% del producto, pero que en naciones de renta baja y media apenas 0.0.2%, lo que es claramente el caso mexicano.
La implementación de una política económica y fiscal desde una perspectiva social e implementando mecanismos como gravar herencias y propiedades, resulta fundamental para combatir la desigualdad estructural que permea en nuestro país y va a coadyuvar para desmantelar las prácticas monopólicas que, incluso, están prohibidas constitucionalmente.
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