mucho más que seguir estudiando durante una enfermedad
La hospitalización de cualquier persona supone un paréntesis en la vida que, en directa proporción al tiempo que se prolongue, ocasiona perjuicios durante y después de que termina. En el caso de los niños y las niñas, ocasiona situaciones de aburrimiento, desmotivación o incertidumbre especialmente difíciles de gestionar de manera autónoma.
Las aulas hospitalarias son un recurso del sistema educativo para atender a aquellos menores que tienen que estar hospitalizados durante diferentes períodos de tiempo y que no pueden asistir a su centro educativo con regularidad.
Aunque el principal objetivo de estas aulas es garantizar la continuidad del proceso educativo durante la hospitalización, mejoran las condiciones de estancia en el centro hospitalario en muchos otros ámbitos.
Estas aulas buscan un enfoque integral que tenga en cuenta los aspectos sanitarios junto a los psicológicos y pedagógicos, lo que supone beneficios a nivel cognitivo, afectivo y social.
Objetivos múltiples
Los objetivos de la pedagogía hospitalaria son dar continuidad al currículo establecido según el nivel educativo y establecer las oportunas adaptaciones, pero además pretenden:
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Posibilitar la integración del niño tras su período de hospitalización.
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Minimizar el retraso escolar del menor.
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Potenciar la participación de otras entidades y grupos sin ánimo de lucro centrados en la atención a niños hospitalizados.
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Permitir que el menor hospitalizado valore la dimensión real de su enfermedad.
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Dar un carácter positivo y formativo a las actividades lúdicas realizadas durante la hospitalización.
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Proponer actividades centradas en la mejora de la dimensión psicoafectiva del menor.
La finalidad del aula hospitalaria es proporcionar las herramientas necesarias para que el alumnado se enfrente satisfactoriamente a los contenidos curriculares y a la enfermedad, para intentar mejorar su calidad de vida.
Humanizar la experiencia hospitalaria
La actividad en aulas hospitalarias permite cultivar la natural alegría infantil y orientar al menor en el plano personal y profesional. Dichos espacios se consideran altamente valorados por los pacientes, la familia, el personal de salud y los docentes, porque humanizan su experiencia de hospitalización y brindan beneficios a todos los agentes implicados, a la vez que favorecen la mejora de la resiliencia.
En estas aulas la práctica docente tiene características diferentes a las planteadas en entornos educativos ordinarios. Se basa aún con más énfasis en los principios de responsabilidad, justicia e igualdad de oportunidades. Son multidisciplinares, ya que se diseñan y ponen en práctica actividades en las que participan profesionales del área sanitaria y de la educación.
Es una labor que humaniza la experiencia de hospitalización de los menores que padecen alguna enfermedad, y aportan beneficios para todos los agentes implicados. En el aula hospitalaria, el menor puede disfrutar de experiencias de aprendizaje únicas, recibiendo la ayuda del docente para la realización de las tareas escolares u otro tipo de actividades lúdicas y de ocio, aprender cosas nuevas y ocupar parte del tiempo que dura su ingreso hospitalario.
Afrontar el currículum y la enfermedad
El profesorado que desempeña su labor en las aulas hospitalarias debe proporcionar al estudiante las herramientas necesarias para desarrollar y optimizar su desarrollo y crecimiento personal y la capacidad para autogestionar su enfermedad.
En definitiva, se apuesta porque el alumno se enfrente, de manera satisfactoria, tanto a los contenidos curriculares propios de la etapa educativa en que se encuentra escolarizado, como a su enfermedad, contribuyendo a la mejora de su calidad de vida y asegurando la continuidad del proceso educativo.
Una ayuda para las familias
La enfermedad del niño en periodo de escolarización supone una situación que no solo va a afectar al menor, sino también a sus familias. El aula hospitalaria es el lugar que puede paliar los efectos negativos de la hospitalización para ambos.
Desde la percepción de las familias y el personal sanitario (integrado por perfiles profesionales del ámbito de la medicina, enfermería y auxiliar de enfermería), las aulas hospitalarias suponen numerosos beneficios para el menor:
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Adaptación a la su situación de enfermedad.
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Apoyo afectivo y mejora emocional.
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Fomento de la actividad.
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Mejora de sus relaciones sociales, rendimiento académico, y en definitiva mejora en su calidad de vida.
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Ayuda a evadirse de la vida hospitalaria, contactar con la realidad que ha dejado fuera, disminuir la ansiedad y otros efectos negativos asociados a la hospitalización.
Una colaboración imprescindible
Es importante señalar el papel que tienen las familias dentro de las aulas hospitalarias porque su implicación y colaboración produce mejoras significativas en las relaciones sociales dentro del aula, mejoras en el clima de aprendizaje, así como actitudes de colaboración positivas con la institución escolar y el profesorado.
Además, la labor del personal sanitario va a ser crucial para que la familia conozca la existencia y trabajo que se realiza en estas aulas. En este sentido son relevantes los esfuerzos que los hospitales están realizando para conseguir humanizar los cuidados del niño hospitalizado, no solo promoviendo la mejora en su aprendizaje y crecimiento personal, sino también haciendo que se sientan un poco más felices.
En definitiva, las aulas hospitalarias son un recurso del sistema educativo muy valioso para atender las necesidades educativas de la población escolar ingresada, y aportan múltiples beneficios para todos los agentes implicados.
Mª Ángeles Peña Hita, Profesora de Pedagogía, Universidad de Jaén; María de la Villa Carpio Fernández, Profesora titular, Universidad de Jaén y Maria del Carmen Pegalajar Palomino, Profesora Titular de Universidad. Departamento de Pedagogía. Área de Didáctica y Organización Escolar, Universidad de Jaén
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.