¡Ojo! Con neuromarketing venden comida chatarra a niños y adultos en cuarentena
Durante cuarentena nos encontramos confinados en nuestras casas con medios para informarnos, como la televisión, el celular, la tableta o la radio, pero todos estos aparatos también transmiten neuromarketing de productos nocivos para la salud para los adultos y niños, así que algo debemos hacer al respecto.
Por la mañana se realizó una videoconferencia abierta al público en general donde cuatro panelistas participaron: el sociólogo Alejandro Calvillo, la doctora de la Universidad Autónoma de México, Carola García, la nutrióloga Ana Munguía y la activista e investigadora Katia García.
En este webinar, los especialistas hablaron sobre el impacto que está teniendo la exposición de los niños a la publicidad engañosa de productos alimenticios que no nutren y perjudican a la salud, especialmente en una contingencia sanitaria por COVID-19, y qué se está haciendo en México para evitar la propagación de estas prácticas.
@KatiaYetzani, de @elpoderdelc, habla sobre la forma en que el consumo excesivo de comida chatarra debilita el sistema inmune debido a su contenido deficiente de vitaminas y minerales, y al proceso inflamatorio que genera en el organismo. pic.twitter.com/bhAOvnaIO0
— ContraPESO (@Contrapesomx) April 29, 2020
Alejandro Calvillo, el organizador de esta reunión, informó que es muy complicado que la industria alimenticia acate las reglas y disminuya abruptamente la publicidad porque este sector posee inversiones multimillonarias por parte de empresas trasnacionales:
“El neuromarketing de la industria alimenticia claro que viola los derechos de los niños porque los engancha con un producto nocivo para su salud […] Además, la publicidad debe regirse bajo un principio objetivo; nada debe vender a través de un contexto fantasioso, ni los juguetes”.
Katia García destacó que, por cada diez niños en México, tres padecen obesidad infantil, lo que quiere decir que un 32 por ciento de pequeños entre 5 y 11 años tienen problemas de sobrepeso, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición; además, nuestro país tiene el segundo puesto en obesidad mundial, de acuerdo con el Fondo de las Naciones Unidas (Unicef).
Katia García recordó las palabras del Dr. Hugo López-Gatell: “La mala alimentación no depende solo de la voluntad sino del exceso de oferta de alimentos con bajo nivel nutricional y alto nivel calórico”.
— Actúa por la salud (@actuaporlasalud) April 29, 2020
Ana Munguía señaló la urgencia de que sea obligatoria la promoción de alimentos saludables, pues en la ciudad de Quebec lo es. Incluso, en Perú los productos alimenticios nocivos para la salud tienen sellos de advertencia que abarcan el 15 por ciento del logo.
Sin embargo, la doctora Carola García reiteró que el bloqueo de las industrias alimenticia y publicitaria para que esto se regularice es muy grande, pues estas empresas anteponen sus intereses comerciales y tratan de frenar cualquier política pública, por eso es importante que toda la sociedad mexicana se solidarice y exija el derecho que tenemos a la salud:
“Detrás de todo esto, están empresas globales, productores, agencias publicitarias y medios de comunicación que comparten un interés grupal y crean agrupaciones que intervienen defendiendo lo que le conviene, atenuando las medidas gubernamentales”.
¿Cómo enfrentar el problema?
Katia García compartió algunas medidas impuestas para frenar la cultura de la desalimentación en los niños:
“La regulación del etiquetado ya se puso en marcha, pero aún se busca que haya una regulación alimenticia, se promueva la lactancia materna de los seis meses hasta los dos años, así como contar con una campaña de orientación masiva que busque promover el consumo del campo mexicano. También hay que poner impuestos a las bebidas azucaradas y usar este dinero para crear más bebederos en las escuelas, ya que es nuestro derecho al agua”.
A pesar de que hay manuales con evidencia científica de lo nocivos que resultan algunos productos chatarra para la salud, la industria alimenticia se opone a acatar las resoluciones del Gobierno para ofrecernos comida saludable, según Ana Munguía.
Por su parte, Carola García reiteró que hay que ser más contundente con los códigos éticos que debe cumplir la industria alimentaria, pues no basta con ‘sacar minigansitos o reducir los niveles calóricos de ciertas bebidas’, ya que los productos siguen siendo dañinos, por eso la presión social debe engrandecerse y ‘lograr acuerdos comunes y establecer límites más claros’:
“Hace falta incentivar a organismos académicos o civiles para que se opongan a los intereses capitalistas de empresas globales”.
Según esta especialista, tenemos que atacar de manera multiangular el problema porque la publicidad que ya no permiten en la televisión o la radio, ahora está en internet. También se deben organizar campañas informativas orientadas hacia los padres de familia, pues ‘los lunches no se hacen solos ni los refrescos llegan por arte de magia a la mesa’.
Katia García comunicó que el 5 por ciento del presupuesto de México está destinado a atender los problemas de obesidad que enfrenta nuestro país, según la Secretaría de Economía, pero esta cantidad parece no ser suficiente.
Asimismo, Carola García señaló que un niño debería ser considerado como tal después de los doce años, ya que en México se piensa que es el límite de esta etapa, por lo que los adolescentes de trece años sí están expuestos a la publicidad engañosa.
Algunas de las estrategias que usan en este momento las marcas de ultraprocesados son:
1. Antojo
2. Te lo llevamos a casa
3. Unión familiar
4. “Solidaridad” de las empresas
5. Uso de imágenes de niños, niñas y adolescentes. pic.twitter.com/3DHFBU16qc— Actúa por la salud (@actuaporlasalud) April 29, 2020
Los cuatro panelistas invitaron a la sociedad a solidarizarse con este fin que nos hace bien a todos en una época de confinamiento en la que las estrategias de venta de las empresas de alimentos ultraprocesados nos hacen creer a través de la publicidad que ‘se preocupan por nosotros al llevárnoslos hasta nuestros hogares’ y que ‘son solo un antojo’.
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Portada e interiores: Unsplash