Preocupa a la Unión Europea el T-MEC: Jordi Bacaria
México contribuye a un “mundo multipolar desordenado” y ya forma parte del grupo de países swing states o indecisos ya que no siempre va junto a la Unión Europea (UE) en temas multilaterales, comentó el Alto Representante de la UE, Josep Borrell, recientemente en una reunión con embajadores comunitarios en Bruselas.
Jordi Bacaria, director de Foreig Affairs Latinoamérica analiza el tema para El Economista.
—¿Borrell degrada a México en el área de confianza?
—Borrell tiene una preocupación respecto a la posición (de México) en la modernización del Acuerdo Global que está pendiente la ratificación. México parece que no está dispuesto para actuar con rapidez.
Josep Borrell incluye a México en una lista de países en los que se encuentra Sudáfrica, Turquía, Brasil e Indonesia e India.
A Europa también le preocupa saber quiénes son sus aliados, y en este caso Borrell expresa la preocupación por México y su papel de no condenar a Rusia en su ataque contra Ucrania.
—¿Qué implicaciones tiene contribuir a un mundo multipolar desordeando?
—Hay aspectos que no sólo afectan a la UE, sino al T-MEC; la postura de México en el sector energético podría vulnerar aspectos no ratificados, pero negociados en el Acuerdo Global. Lo que más está afectando a la relación (UE-México) es la incertidumbre respecto a la posición de México porque la posición de la UE ya está clara. Es importante que México aclare su posición.
—Sobre la invasión de Rusia a Ucrania, México pide una negociación de una tegua con India, la ONU y el papa Francisco como intermediarios. ¿Es factible?
—Es una manera de la presidencia de México para marcar un perfil respecto a un conflicto. México no se siente cómodo, pero tampoco toma una posición muy determinante (…) Entre el Vaticano y la iglesia ortodoxa no hay una buena relación en estos momentos, no parece que sean los más indicados para apoyar o pactar una tregua. En estos procesos siempre hay que buscar mediadores que intenten aportar soluciones y que sean aceptadas por ambas partes, como lo que hace el Organismo Internacional de Energía Atómica en la central nuclear ocupada por Rusia.
—A ocho meses de la guerra, ¿qué escenarios vaticina?
—Todo puede empeorar, una escalada militar agravaría las cosas, pero también hay que reconocer que hay actores importantes como Turquía, que pertenece a la OTAN, ya que tiene muchos intereses en que el conflicto no escale, además de su posición estratégica y su control en el Mar Negro, además necesita que el estrecho del Bósforo funcione para su economía. El otro actor que también está en una posición de no condenar a Rusia es China porque este país es crucial para recibir gas y petróleo para asegurar su capacidad de producir e incluso ir a una transición de economía más verde, pero, ¿de que le sirve a China producir si su mercado europeo se hunde?, ¿a quién va a vender? China está incomoda con esta guerra porque perjudica su crecimiento, lo cual es un problema de política doméstica para Xi Jinping.
—¿Hasta cuándo le alcanzará a Rusia seguir a flote con la guerra de precios del petróleo?
—Como han subido los precios del petróleo y del gas Rusia sigue vendiendo, y le va bien para mantener un nivel alto de ingresos, pero si se produce una recesión en Europa y además un impacto mundial de poco servirá tener políticas de precios de petróleo alto si no lo vendes. Con el riesgo además para la economía de países como Arabia Saudita, en el caso de que el conflicto dure. Aunque pueda ser difícil, podría haber transiciones hacia energías alternativas mucho más rápido de lo que se espera. Puede suceder que el efecto de la guerra y la falta de hidrocarburos haga que se vuelvan a utilizar todo tipo de combustibles como el carbón que perjudiquen los objetivos de reducir las emisiones, aunque puede suceder que si el conflicto es largo con la escasez y precios altos de los hidrocarburos haya una demanda mucho más fuerte de energías alternativas, y que Europa, ante el elevado precio de los combustibles tenga más incentivos hacia energías alternativas.
—¿Qué escenario vaticina para Rusia?
—Si Rusia pierde en el frente de Ucrania va a tener dificultades en mantener su estrategia imperialista, de tener un dominio sobre sus vecinos. Esto se interpretaría como que su seguridad está en mayor riesgo y que no es capaz de defender. La amenaza a su seguridad fue el pretexto para invadir a Ucrania. Hay una amenaza nuclear, quien tiene armas nucleares las tiene para usarlas, pero puede mantenerse la disuasión. Lo más probable es que se mantenga la guerra convencional e híbrida, que dependerá de la capacidad de resistencia de Ucrania y del apoyo económico, de armas e inteligencia que le proporcionen Estados Unidos y la Unión Europea. Aunque esta ayuda dependerá de cómo se mantengan sus economías y de los resultados electorales. El escenario de un conflicto armado enquistado y latente no sería el mejor escenario.
kg