Las empresas deben sobrerreaccionar ante COVID-19: Parte II
Si no lo ha hecho, sugiero que lea la primera parte de este artículo. Aquí el link
Durante más de tres décadas, los científicos de la Organización Gallup han estudiado los factores determinantes del comportamiento humano en cientos de países. De 1991 a 2001 entrevistaron a 1 millón 610 mil 303 profesionales de todas las disciplinas teniendo en cuenta cada aspecto de sus preferencias, gustos, disgustos y las condiciones de sus lugares de trabajo.
En términos de evaluación del potencial humano, han llevado a cabo más de 50 mil estudios cada año, totalizando más de 2 millones de personas estudiadas individualmente. Durante el mismo periodo han venido estudiando los problemas de bajo rendimiento en las empresas, contrastándolos con aquello que hacen en forma distinta las que son las más exitosas.
El conocimiento adquirido hace que Gallup sea la única organización que tiene una comprensión sin precedentes respecto de lo que en realidad es el talento, aquello que permite a una persona hacer ‘algo’, con miras a la perfección, por predisposición natural.
Gallup concluye que para lograr el éxito es indispensable que los colaboradores sean exitosos en sus puestos de trabajo y eso depende del potencial humano en gran medida. El principal problema es que las empresas no pueden distinguir la verdadera capacidad de las personas porque lo que saben al respecto está muy equivocado o, por lo menos, confundido.
Impera el desconocimiento y a veces hasta la creencia en la magia y se usa eso como vehículo del pensamiento. Como consecuencia, buena parte del proceso de selección es desacertada, en parte porque sobrestima aspectos como la experiencia, el título universitario, las competencias, las relaciones, etcétera.
Pareciera que se da por hecho que el desempeño laboral está determinado únicamente por esa parte consciente. Por otro lado, la mayoría de las pruebas psicométricas y el enfoque en las ‘competencias’ -que se consideran ‘lo normal’- no arrojan información confiable sobre lo que es la auténtica capacidad humana porque se basan en la sabiduría convencional: aquellos conceptos, ideas, paradigmas y hasta mitos, vertidos principalmente por muchos autores, consultores o empresas que se autocalifican como ‘expertos’, aunque resultan más bien ‘magos’ porque Gallup ha demostrado que sus ideas no concuerdan con la realidad en lo absoluto.
Las empresas continúan perdiendo tiempo, esfuerzo y dinero al contratar una y otra vez a los empleados equivocados para luego tratar de enseñarles a ser lo que no son. Esta no es la manera más eficaz de generar un desempeño sostenido; ninguna organización ha llegado lejos con ese enfoque. Este complicado gran error cuesta miles de millones de dólares anualmente.
Todas las personas, sin excepción, venimos a este mundo con una serie de talentos que son innatos y permanecen inalterables en nosotros con el paso del tiempo. En otras palabras, lo que nos encantaba hacer a los 3 años se nos seguirá dando bien a los 80.
Estos talentos son la plataforma natural para poder desarrollar todo nuestro potencial a lo largo de nuestras vidas. Paradójicamente, en lugar de enseñarnos a reconocerlos para luego aprovecharlos, maestros, familiares y jefes se empeñan en señalarnos aquellas cosas que no hacemos ‘lo suficientemente bien’ y esto es un error grave.
Mientras que el talento por lo general pasa desapercibido, las limitaciones sobresalen más de la cuenta. Este es el principal obstáculo para comprender que la única forma de hacer las cosas a nivel de ‘excepcional’ es potenciando aquello para lo que somos ‘buenos por naturaleza’.
El talento se manifiesta en aquellos patrones invariables y recurrentes de pensamiento, sentimiento o comportamiento que determinan la capacidad y la tendencia para realizar determinadas actividades con miras a la perfección. El talento es innato, es un sello personal que no se puede enseñar o transmitir, solo se puede potenciar. Es lo que determina el comportamiento y la principal condición para que la persona destaque.
Para superar los retos que impone la pandemia, es imprescindible que los colaboradores cuenten con los talentos necesarios para desarrollar su puesto de trabajo. La empresa necesita aprender a contratar personas, no empleados. Solo si aprendemos a potenciar el talento de los colaboradores podremos llegar a la antifragilidad necesaria para enfrentar los grandes retos que impone el coronavirus. Esto es sobrerreaccionar.
El éxito está determinado por el hecho de saber usar adecuadamente las cartas que se nos repartieron, no por tratar de obtener las que tienen otros. La medida de lo que somos es lo que hacemos con lo que tenemos. La distancia más corta entre dos puntos no es necesariamente una línea directa, sino el camino de menor resistencia; el talento y las fortalezas ofrecen el camino de menor resistencia para lograr el mejor desempeño.
“Nuestro gran error es intentar obtener de cada uno en particular las virtudes que no tiene, y desdeñar el cultivo de las que posee”. -Marguerite Yourcenar-
Si considera que le pueden ser útiles estas ideas sugiero que se mantenga al pendiente de los siguientes comunicados, los emitiré cada 2-3 días en este espacio, y en mi columna Rompiendo las reglas en el portal El Diario de Finanzas.
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