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Necesario un nuevo emprendedurismo político

Necesario un nuevo emprendedurismo político

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Una política exterior facciosa

La única transformación que México ha experimentado en los últimos ha sido la electoral. Como presidente de la República, López Obrador ha fracasado en generar el cambio que prometió. La economía sigue estancada en un tamaño similar al que la encontró cuando asumió el cargo. La violencia criminal acumulada durante el actual gobierno está a punto de sentar un nuevo récord macabro de asesinatos dolosos. Aunque aseguró que la barrería desde arriba, como las escaleras, la corrupción sigue ahí, ahora cubierta por un nuevo manto de opacidad.

Pero el cambio electoral es innegable. López Obrador lo consumó antes de llegar a la presidencia, primero como dirigente de Morena y luego como candidato. El libro de Catherine de Bries y Sara B. Hobolt sobre partidos políticos disruptivos en Europa, Political Entrpeneurs (Princeton University Press, 2020), ayuda a poner en perspectiva el significado de lo ocurrido en México desde la formación de Morena en 2014.

De Bries y Hobolt analizan la competencia entre partidos políticos establecidos que tienen una posición dominante dentro de un mercado electoral y nuevos participantes que buscan desbancarlos. Esta forma específica de competencia sólo puede observarse en largos periodos. Aunque el ingreso de nuevos participantes al mercado electoral es relativamente común, pocos tienen éxito en trastocar la estructura de la competencia. Suelen enfrentar grandes dificultades para abrirse paso, debido a que los votantes establecen vínculos con los partidos establecidos, cuya experiencia en el poder refuerza su credibilidad.

Aún así, de tiempo en tiempo se producen verdaderas insurrecciones electorales que terminan por alterar de forma irreversible la contienda por el poder en las democracias. Según de Bries y Hobolt estas insurrecciones no ocurren de forma espontánea. Hacen falta “emprendores políticos”. Son los Jeff Bezos de la política, que toman un riesgo alto al desafiar la vías convencionales de acceso al poder y generan innovaciones disruptivas.

El emprendurismo político en las democracias se enfrenta a una competencia imperfecta. El mercado electoral tiene un carácter oligopólico. Las reglas del juego favorecen a los partidos establecidos, que los votantes tienden a seguir con lealtad. Sin embargo, con el paso del tiempo el oligopolio se debilita. Los votantes se convierten en consumidores críticos y su lealtad a los partidos establecidos se erosiona.

De Bries y Hobolt atribuyen el debilitamiento del oligopolio a las estrategias centristas de los partidos establecidos. La moderación y el pragmatismo en el ejercicio del poder funciona en el corto plazo, pero a la larga genera un desgaste. El electorado deja de percibir una diferencia entre ellos. Mientras, los emprendedores políticos están al acecho y emplean dos tipos de estrategias disruptivas.

En primer lugar, despliegan un discurso anti-establishment, en contra de las élites políticas y las instituciones democráticas. La prédica recalcitrante contra el orden establecido tiene como propósito el debilitamiento de la ventaja de los partidos dominantes. En segundo lugar, los emprendedores políticos introducen temas o asuntos novedosos, que atraviesan el tradicional espectro izquierda-derecha.

En Europa, el éxito del emprendedurismo político se ha traducido en volatilidad electoral y la fragmentación del sistema de partidos. Ambos fenómenos han tenido el efecto de incrementar las opciones de los votantes, pero al mismo tiempo han vuelto la política impredecible y contenciosa.

En México, el proceso de disrupción que analizan de Bries y Hobolt tuvo lugar entre 2015 y 2018, con el ascenso de Morena. En un ciclo de tres años, no sólo ganó la presidencia de la República, en las elecciones para diputados federales su votación creció del 9% al 39 por ciento. Pasó de ser nuevo participante a la fuerza dominante en el sistema de partidos.

Ahora los papeles se han invertido. Morena busca preservar su poder de mercado. Los antiguos partidos dominantes (PRI, PAN y PRD) se reagrupan para disputárselo. Movimiento Ciudadano apuesta a una nueva disrupción. La clave, según de Bries y Hobolt, está en el emprendedurismo: tomar riesgos e innovar.

*Profesor del CIDE.

Twitter: @BenitoNacif

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