La verdadera forma de combatir el racismo no es solo de manera virtual
¿Soy yo o la influencia del internet es cada vez más atroz? El entorno digital ha servido para expandir y meter presión en la resolución de varios problemas: políticos, sociales, económicos, entre otros. Gracias a millones de internautas, las denuncias y la violencia se exhiben en redes sociales, lo que hace que las autoridades actúen de manera más recta y eficaz.
Desgraciadamente, para que esto suceda ha tenido que morir gente, evidenciando lo mal que actúan algunas personas al cumplir su deber, brindar sus servicios o simplemente al relacionarse, como en el caso de George Floyd, el hombre afroamericano al que mató un policía de Minneapolis, lo que desencadenó miles de protestas en Estados Unidos.
Este hecho despertó la conciencia de muchos de nosotros sobre el racismo, un concepto que permanece vigente hasta nuestros días.
La discriminación por el color, el elitismo por la ascendencia o por la clase social que tenemos, los peyorativos que usamos al describir a los demás son realidades que existen en nuestro contexto más cercano porque la mayoría de las personas hemos tenido actitudes que denotan una ideología de superioridad, hilvanada minuciosamente desde tiempos ancestrales.
No es necesario viajar hasta Estados Unidos para darse cuenta de que hay división entre las personas por su color de piel, lo que tienen, por cómo se visten o cómo lucen, por lo que piensan, por sus preferencias sexuales, entre otras cosas.
¡Que levante la mano aquel mexicano que no haya juzgado a otro por su color de piel! No Bárbara de Regil, tú bájala.
Es más, si ‘prieto’ no está en tu vocabulario, querido lector, mis respetos totales, porque en nuestro país también existe discriminación que no solo se combate con cambiar tu foto de perfil a un círculo de color negro porque #BlackLivesMatter.
Aquí quería llegar: creo principalmente que las situaciones adversas que suceden en el mundo deberían hacernos reflexionar sobre la bestialidad de nuestro actuar. Si bien no he matado a nadie, hasta donde recuerdo, sí he juzgado a las personas por nimiedades que, en pleno siglo XXI, no deberían ser importantes.
Las muertes injustas de tantas personas que sufrieron las consecuencias de una sociedad corroída por las mismas problemáticas de hace mucho tiempo, tienen que provocar un verdadero cambio en nuestro actuar y no solo de manera aparente.
Debemos salir de nuestra burbuja digital y, en vez de solo solidarizarnos con miles de casos a través de imágenes, largos mensajes y tuits llenos de odio, preguntarnos cómo podemos dejar de perpetuar la discriminación, el racismo y la cultura de la banalidad a nuestro alrededor.
Es muy fácil opinar detrás de una pantalla y seguir siendo la misma persona intolerante, por eso hay que hacer algo más como pensar y analizar nuestros actos y nuestras palabras porque para mí es importante combatir el racismo y otros problemas desde nuestro contexto real y no solo mostrando ‘apoyo’ de manera virtual con publicaciones lucrativas y en cierta forma narcisistas, como la influencer rusa de Instagram, Kris Schatzel, quien fue captada mientras se fotografiaba en medio de una protesta solo para posar y segundos después se marchó.
Este video ‘detrás de cámaras’ de la bella modelo enardeció a miles de usuarios que pidieron que cancelaran su cuenta por tratar un tema así tan a la ligera, solo sacando provecho para sus redes sociales. Incluso, hubo algunos que pidieron a la gente que viera las protestas como un festival de moda o un concierto como Coachella, mejor se retiraran.
Otro símbolo de apoyo a la comunidad afroamericana que muchos internautas utilizaron fue poner una imagen de color negro en su foto de perfil de sus diferentes redes sociales, pero de qué sirve tomar este tipo de acciones si solo ayudan a la construcción de una figura virtual.
Acuérdense que las redes son retratos fabricados, selfies con filtros, letras de canciones, videos graciosos, memes y hacks, pero muy pocas personas exponen sus fracasos, sus errores y su verdad ante sus contactos porque si la utopía se destruye, las redes sociales no tendrían sentido.
Yo pienso que lo mejor que sabemos hacer y debemos aprovechar es pensar y analizar, no copiar tendencias trascendentales rápidamente, es mejor encontrarles una utilidad en nuestra vida y reflexionar si somos parte del problema y cómo podemos convertirnos en la solución porque recuerden que internauta que se duerme, se lo lleva la corriente, así que ¡sálvese quien pueda!
Esta columna fue publicada originalmente en Mujer México.
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