¿Cómo el dólar pasó de estar prohibido a ser omnipresente en Venezuela?
El dólar cabalga en la Venezuela revolucionaria a ‘paso de vencedores’, como le gustaba decir a Hugo Chávez.
El billete verde del ‘imperio’ ha sustituido en buena parte de las transacciones callejeras al bolívar soberano, lanzado por Nicolás Maduro el año pasado como su principal apuesta financiera, pulverizado hoy por la hiperinflación que experimenta el país. ‘Un milagro económico para promover el sentido patrio’, subrayó el jefe bolivariano sobre la nueva moneda, que sustituyó al bolívar fuerte tras eliminarle cinco ceros.
Sin embargo, no siempre fue así pues hasta hace poco el uso de dinero extranjero era un delito. Luego de que los socialistas gobernantes establecieran controles monetarios en 2003, comenzaron a fiscalizar las transacciones para garantizar que no infringieran sus reglas sobre el dinero.
Asimismo, inspectores llevaban a cabo operaciones encubiertas y allanaban negocios, debido a esto, los venezolanos no solían ver dólares en su vida cotidiana. Quizás un camarero dispuesto a arriesgarse los aceptaba. Turistas aficionados los mostraban en el aeropuerto. Vendedores ambulantes hacían ofertas por ellos en voz baja.
Ahora, la burbuja económica venezolana paga buena parte de su consumo en dólares, ya que la moneda estadounidense llena los cajones de los cajeros en supermercados y bodegas e incluso se pueden ver en manos de mendigos. Los adinerados pagan a los valet con billetes de un dólar y sacan fajos de 20 dólares para comprar cerveza.
Operadores de divisas se instalan despreocupados en calles concurridas de los barrios marginales y gritan: ‘Compro dólares, compro dólares’.
Cuando la inflación alcanzó los seis dígitos y el hambre se generalizó, el régimen finalmente comenzó a desmantelar la complicada maraña de controles. Ahora las autoridades no parpadean cuando ven dólares. El gobierno ya no está en condiciones de dictar los términos comerciales. Su socialismo del siglo XXI dio paso al capitalismo salvaje.
La flexibilización de los controles, que comenzó en agosto del año pasado, fue bien recibida por todos aquellos cansados de la enorme cantidad de ceros en las transacciones hechas con el bolívar, para las cuales transportaban fajos de billetes sin valor y rezaban a ver si el lector de tarjetas de crédito funcionaba.
Los miedos y misterios de la primera época, cuando se escondían las compras y ventas en dólares, ha dado paso a una normalidad casi absoluta.
Eduardo Fortuny, director de Dinámica Venezuela, explicó para La Nación que ‘la dolarización es una consecuencia normal de los procesos hiperinflacionarios que derivan en un achicamiento del sistema financiero y el desplazamiento de la moneda local como medio de pago, producto de la pérdida de confianza, restricciones técnicas y regulatorias y crecimiento de la diáspora con su consecuente mercado de remesas’.
Fortuny también apuntó que la última medición a finales del año pasado reflejó que el 41 por ciento de la población ya había realizado pagos en otras monedas en compras locales y que una de cada dos familias estaba recibiendo ayuda económica desde el exterior.
Con información de El Financiero y La Nación
Fotos: Medium y Plus PNG