Biden y Lula se presentan como guardianes de la democracia y el medioambiente
Joe Biden y Luiz Inácio Lula da Silva se erigieron este viernes en guardianes de los valores democráticos y defensores del medio ambiente durante una reunión en la Casa Blanca, con la alargada sombra del ultraderechista Jair Bolsonaro como trasfondo.
En un comunicado conjunto como líderes de las dos democracias más grandes de América, el presidente estadounidense Biden y su homólogo brasileño se comprometieron “a trabajar juntos para fortalecer las instituciones democráticas” y afirmaron que “continúan rechazando el extremismo y la violencia en la política”.
“Juntos tenemos que seguir defendiendo los valores democráticos que constituyen el núcleo de nuestra fuerza, no solo en nuestro hemisferio, sino en todo el mundo”, afirmó Biden.
El presidente estadounidense reiteró “el apoyo inquebrantable de Estados Unidos a la democracia de Brasil y el respeto a la libre voluntad del pueblo brasileño”, prácticamente un mes después de que miles de bolsonaristas atacaran los edificios de la Presidencia, el Congreso y la corte suprema en Brasilia.
Esos hechos dejaron escenas que recordaron el asalto al Capitolio por parte de simpatizantes del expresidente republicano estadounidense Donald Trump para intentar impedir que se validara la victoria de Biden en las urnas.
Bolsonaro viajó a Estados Unidos en vísperas de la investidura de Lula y se halla en Florida tramitando una nueva visa que le permitiría permanecer en el país, mientras las autoridades brasileñas investigan si instigó o no los asaltos del 8 de enero.
Lula agradeció a Biden su respaldo después de que el país “pasara cuatro años automarginándose” bajo un presidente, Bolsonaro, “al que no le gustaba mantener relaciones con ningún país”.
“Su mundo comenzó y terminó con noticias falsas”, afirmó Lula, quien recordó a su anfitrión que tienen problemas por resolver. “Nunca más permitir que haya un nuevo capítulo del Capitolio” ni asaltos como los de Brasilia es uno de ellos.
Un laboratorio verde
Además hay que “trabajar juntos en la lucha contra la desigualdad, el tema racial” y la crisis climática, añadió.
“En los últimos años, la Amazonia ha sido invadida por la irracionalidad política” pero el actual gobierno izquierdista “va a hacer un gran esfuerzo para transformar la Amazonia no en un santuario de la humanidad, sino en un centro de investigación compartido con el mundo entero”.
Brasil y Estados Unidos están en sintonía frente a los desafíos globales, “especialmente la crisis climática”, coincidió Biden, que anunció “su intención de trabajar con el Congreso para proporcionar fondos para programas con el fin de proteger y conservar la Amazonia brasileña, incluido el apoyo inicial para el Fondo Amazonia”.
Este fondo es un mecanismo financiero multilateral gestionado por Brasil para la lucha contra la deforestación.
Lula prometió acabar con la deforestación de la Amazonia hacia 2030. Por de pronto en enero cayó 61% en relación con el mismo periodo de 2022, según datos oficiales publicados este viernes.
El dirigente brasileño advirtió que su país “va a tomar muy en serio el tema del clima” porque “un árbol de 300 años no tiene dueño, nadie puede derribarlo”, es “patrimonio mundial, está ahí para garantizar la subsistencia del planeta”.
En una carta abierta grupos indígenas y ecologistas pidieron a ambos dirigentes que en esta lucha no se olviden de los derechos humanos y “el racismo ambiental”.
Guerra en Ucrania
Pero la buena sintonía se diluyó al tratarse de la guerra en Ucrania.
Biden lidera las iniciativas occidentales para respaldar a Kiev, convencido de que hay que brindarle ayuda diplomática, armas y entrenamiento militar para que luche contra Rusia, que ha invadido su territorio.
Por el contrario Brasil, junto con otros países emergentes como India o Sudáfrica, y algunos latinoamericanos como Argentina, Colombia o México, es reticente a enviar armas al país.
Lula le dijo a Biden que hay que crear un grupo de países que “no estén directa o indirectamente involucrados” en el conflicto con el fin de encontrar una salida “para poner fin a esta guerra”. “Hay que dejar de disparar si no, no hay solución”.
Ya habló de ello con el presidente francés Emmanuel Macron y con el canciller alemán Olaf Scholz y lo abordará en marzo con el líder chino Xi Jinping.
En el comunicado conjunto final el tema se menciona en una frase escueta: ambos “deploran la violación de la integridad territorial de Ucrania por parte de Rusia y la anexión de partes de su territorio como violaciones flagrantes del derecho internacional y piden una paz justa y duradera”.
También evoca uno de los temas internacionales recurrentes de Lula: la reforma de la ONU para que Brasil tenga un asiento permanente en el Consejo de Seguridad. Ambos “expresan su intención de trabajar juntos” en ello, pero sin detalles.
Antes de ir a la Casa Blanca, Lula se reunió con congresistas demócratas y con la AFL-CIO, la principal confederación sindical de Estados Unidos.
El sábado volverá a Brasil, un país, según él, que no tiene litigios con nadie”, donde “a la gente le gusta la paz, la democracia, el trabajo, el carnaval, la samba y mucha alegría”.