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Corrupción al menudeo

Corrupción al menudeo

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País de viejos pobres

Medusa, hermosa doncella hasta que fue violada por Poseidón lo que hizo que su cabello se transformara en serpientes y cualquiera que la mirase se convertía en piedra. Ella muere cuando Perseo le corta la cabeza y de su cuello brota Pegaso, el blanco corcel alado. Un muy breve relato de esta parte de la mitología griega como introducción a un tema siempre presente en la vida nacional, una enfermedad que nos agobia, serpientes que paralizan y que con su veneno minan el tejido social.

La corrupción es un veneno que corroe a las instituciones y que actúa como un impuesto que inhibe el desarrollo y genera un alto costo social; provoca, por sí misma, que el nivel de riqueza, de ingreso y de bienestar individual y social sea menor que si este fenómeno no existiese. Gobiernos han llegado y se han ido y todos han prometido que encabezarían una lucha frontal en su contra y todos han, en mayor o menor medida, fracasado. La corrupción sigue ahí, enquistada.

Como los anteriores gobiernos, el del presidente López no es la excepción, pero es el único que, en contra de toda la evidencia de actos de corrupción en su propio gobierno, ha osado afirmar de forma además reiterada que está ya se acabó. Desde el inicio de su gobierno ha sacado 45 veces un pañuelo blanco, mismo que lo extrae de su bolsillo cada vez que hay una noticia o escándalo de corrupción en su gobierno. En cada ocasión el pañuelo ha de ser uno nuevo porque se ensucia tanto que es imposible lavarlo.

Tan persiste es la corrupción que Transparencia Internacional, en su informe de este año, le asignó a México un puntaje de 31/100 en el Índice de Percepción de la Corrupción con lo que se sitúa en el lugar 124 de entre 180 países evaluados. Por otra parte, una encuesta realizada por Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad arrojó que 80% de los encuestados tienen la percepción de que frecuentemente se cometen actos de corrupción.

Como sabemos la corrupción toma diferentes formas: asignaciones directas del presupuesto público a empresas de amigos, recursos públicos canalizados a empresas fantasmas, moches para acceder a un contrato de obra pública o para ser proveedor de un bien o servicio a una instancia gubernamental, sobornos a la autoridad tributaria para evitar una auditoría y/o pagar menos impuestos y un largo etcétera.

Una de las formas que toma la corrupción, una de las serpientes de Medusa, es lo que podemos denominar como corrupción al menudeo y que resulta de la interacción de agentes económicos privados (individuos y empresas) con diferentes instancias gubernamentales. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Impacto y Calidad Gubernamental, 57% de la población consideró a la prevalencia de corrupción en su entidad federativa como uno de los problemas más importantes, sólo debajo de la inseguridad pública y 14.7% de los individuos mayores de 18 años fueron víctimas de un acto de corrupción al realizar trámites o solicitar algún servicio público.

La corrupción al menudeo normalmente se deriva de una regulación excesiva, e ineficiente que le permite a los burócratas que la administran actuar como buscadores de rentas y extorsionar a los agentes económicos privados para así apropiarse de una parte del ingreso nacional mayor a lo que es su contribución para generarlo; una renta. Pierden obviamente los individuos que tienen que sobornar para realizar un tramites ya que esos mismos recursos podrían haberse utilizado para adquirir bienes de consumo y satisfacer alguna necesidad dentro del hogar y las empresas invertir más. El gran perdedor es la sociedad en su conjunto porque la corrupción es un juego de suma negativo.

La incidencia de corrupción al menudeo por tipo de trámite fue: permisos relacionados con la propiedad (22.3%), trámites para abrir una empresa (21.9%), trámites municipales que incluyen la conexión a las redes de agua potable y drenaje (13.8%), trámites vehiculares (11.1%), servicios municipales (10%) y trámites del servicio de energía eléctrica a cargo de la CFE (7.4%).

Este tipo de corrupción no va a desaparecer porque no hay un Perseo cortándole la cabeza a Medusa; Lopez no lo es. Lo que se requiere es tener una regulación más eficiente, transparente y sin aplicación discrecional en un entorno democrático con rendición de cuentas. Si los gobernadores y autoridades municipales quisieran una mayor prosperidad para sus entidades y municipios eso es lo que tendrían que hacer. Por desgracia no se puede descartar, porque la evidencia histórica así lo indica, que igual prefieren actuar como extractores de rentas aunque con ello perjudiquen a su población por lo que Pegaso no volará.

Twitter: @econoclasta

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