COVID-19 desestabiliza el desarrollo legal y económico de la mariguana
Pese a que el mercado medicinal de la mariguana tiene un valor potencial a 10 años de 2 mil millones de dólares, su regulación para uso lúdico y comercial en América Latina va lenta y ahora más con la crisis que provocó la pandemia de COVID-19.
Uruguay es la única nación que permite el consumo de la mariguana con fines recreativos, mientras que en México dicho acción sigue siendo ilegal. La regulación existente permite la importación de aceites, comprimidos y alimentos de cannabis, siempre y cuando tengan menos de 1 por ciento de THC o tetrahidrocannabinol.
El Gobierno federal encabezado por Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) retomaron la propuesta de la legalización del uso comercial de la planta; sin embargo, el Senado de la República señala que la iniciativa ya habría sido aprobada en este 2020 de no haber ocurrido la emergencia sanitaria.
El uso legal del cannabis es un tema que empresas y consorcios cabildean entre gobiernos y legisladores, pues mueve un mercado mundial anual de 150 mil millones de dólares, con unos 260 millones de personas que son consumidores activos, según la calificadora Standard & Poor’s.
No obstante, el gran negocio de la planta verde está en riesgo debido a la prohibición que persiste en varias naciones del continente americano.
En 2019, el índice de acciones de cannabis cayó a la mitad, en donde seis gigantes del sector perdieron hasta 25 mil millones de dólares.
Las consecuencias no solo serían económicas; la senadora morenista Jesús Lucía Trasviña Waldenrath advirtió que, si no existe regulación de la mariguana, su producción seguirá operando de manera ilegal, lo que desataría otros problemas de seguridad en el país.
De acuerdo con Mundo Ejecutivo, una regulación inteligente en México podría reducir el tamaño del mercado negro, pues se permitiría la entrada de la Iniciativa Privada (IP) y se impulsaría la competencia.
Asimismo, se tendría una mayor recaudación de recursos que ayudaría a impulsar programas sociales y esto a su vez permitiría, en un futuro, el aumento de la inversión pública.
Los datos duros señalan que, en México, el consumo y producción de la mariguana está en ascenso, pues más de 7 millones de habitantes, de entre 18 y 65 años, han probado la planta al menos una vez; dicha cifra se duplicó entre 2011 y 2015.
Fuentes: Mundo Ejecutivo, BCS y El País
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