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El blofeo de Adán Augusto

El blofeo de Adán Augusto

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Una política exterior facciosa

“Nosotros confiamos en que habrá una reforma constitucional en materia electoral muy pronto, hacia finales del año”, dijo Adán Augusto López, secretario de Gobernación. En su reciente periplo por los estados para promover la ratificación de los cambios constitucionales que amplían la participación de la Fuerzas Armadas en tareas de seguridad, aprovechó para hacer declaraciones sobre la reforma electoral.

Habló de un “grupo de trabajo” con el PRI y “algunos panistas” para sacarla adelante. Aclaró que “hay como 40 iniciativas más presentadas por los grupos parlamentarios”, pero la base será la del presidente López Obrador, enviada a la Cámara de Diputados en abril pasado.

Al parecer, Adán Augusto López se refería a la Comisión de Reforma Político-Electoral de la Cámara de Diputados, instalada desde octubre de 2021. Fue la encargada de organizar los foros del Parlamento Abierto sobre Reforma Electoral, en los que los diputados de la coalición Va por México no participaron. PAN, PRI y PRD denunciaron los foros organizados por la mayoría oficialista como una simulación. Por ello, hicieron sus propios foros de forma paralela.

Pese a ello, la Comisión de Reforma Político-Electoral ha continuado con sus trabajos. Recientemente, el 25 de octubre, tuvieron una reunión conjunta con la comisión de Puntos Constitucionales y la de Gobernación y Población. El propósito era elevar el perfil del trabajo legislativo y poner en marcha el análisis de las iniciativas en materia electoral. Asistieron los coordinadores de los grupos parlamentarios y todos externaron sus buenas intenciones.

Sin embargo, las condiciones políticas para un acuerdo en torno a una reforma electoral brillan por su ausencia. La iniciativa presentada por el presidente López Obrador es infumable para propios y extraños. Castiga a todo mundo, incluso al PT y el Partido Verde, los aliados de Morena. Desde luego, los perdedores absolutos serían los partidos de oposición.

El presidente López Obrador propone reducir el financiamiento público de los partidos a menos de una cuarta parte de lo que actualmente reciben. Desde luego, cuando estás en el poder no lo necesitas, tienes a tus cuadros ocupando cargos públicos y haciendo trabajo partidista. Si tienes el gobierno, el dinero bajo la mesa fluye sin obstáculos, como lo vimos en la consulta revocatoria.

También quiere quitar a los partidos políticos más de un tercio de sus tiempos de radio y TV durante las campañas. Regresarían a manos de la Secretaría de Gobernación. En vez de campañas electorales, tendríamos más propaganda a favor del gobierno y, tácitamente, de su partido.

Al mismo tiempo busca reducir espacios de representación y deliberación políticas. Propone eliminar 200 curules de la Cámara de Diputados y 32 del Senado. Asimismo, plantea reducir el tamaño de las legislaturas estatales y los cabildos de los ayuntamientos.

La iniciativa del presidente López Obrador parece inspirada en el lema porfirista de “poca política y mucha administración”. Quiere un gobierno grande y una oposición pequeña, la receta para la concentración del poder que, como partido hegemónico, el PRI aplicó por décadas.

El secretario de Gobernación sabe que la iniciativa del presidente López Obrador no puede ser la base para una reforma de consenso. Para el PRI, el partido bisagra en cualquier cambio constitucional, equivale a entregar las armas y rendirse de forma incondicional ante la 4T. Por ello, Rubén Moreira, el coordinador del PRI en San Lázaro ha hecho público que su partido “se mantiene en la posición de que no hace falta una reforma electoral”.

A pesar de ello, Adán Augusto alienta las expectativas de un cambio constitucional inminente. Aparenta traer una mano fuerte y ganadora en este juego. Sin embargo, si contamos bien las cartas, todo indica que está blofeando.

*Profesor del CIDE.

@BenitoNacif

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