La decisión política de Kirchner impacta más que la condena en su contra
Cristina Kirchner se ve a sí misma en perspectiva histórica. Desde esa mirada orgullosa y grandilocuente, la Vicepresidenta tomó una decisión tajante. Optó por bajarse anticipadamente de la carrera electoral. “Mi nombre no va a estar en la boleta del 2023. No voy a ser candidata, no voy a tener fueros. Que me metan presa pero mascota de usted, Magnetto, jamás”, aseguró desde su oficina en el Senado, poco después de escuchar la condena a 6 años de cárcel en su contra.
Fue una carambola a varias bandas. Uno de los mensajes fue tele-direccionado a los machos alpha del peronismo que, desde hace años, la quieren jubilar sin éxito. Una suerte de “arréglense sin mí, a ver si pueden”.
Sergio Massa se solidarizó con Cristina: “Un fallo insostenible”
Pasada la expectativa que generó la sentencia, el neo-renunciamiento de CFK tendrá más impacto político que el fallo en sí mismo. En febrero la ex presidenta cumplirá 70 años. Y tras la primera condena sobrevendrán apelaciones y recursos leguleyos que dilatarán los tiempos de la causa Vialidad.
Aun con una sentencia de 6 años a cuestas, sin embargo, la vice hubiera podido ser candidata, ya sea a Presidenta o Senadora bonaerense. Incluso podría haber coqueteado con cualquiera de esas opciones hasta último momento, tal como indica el manual no escrito de la conducción política. Eligió no hacerlo. Esa jugada alterará la martingala electoral del Frente de Todos. La tropa kirchnerista que proyectaba subirse a la boleta de CFK vio modificado, para mal, su plan para el año próximo. Sudor frío, entre los más leales que pensaban engancharse a una lista encabezada por “La Jefa”.
La sentencia, en cambio, no cambiará sustancialmente el TEG de las pasiones argentinas. Existen antecedentes sobre ese siga siga: en 2019 el FdT desbancó a un Mauricio Macri debilitado, pese a los bolsos de José López y a las condenas previas a los ex funcionarios kirchneristas. Dos tercios de los votantes muestran identidades políticas inelásticas. Pero el corrimiento de CFK forzará cambios de nombres, de estrategias y de agendas de campaña.
Algunas alteraciones derivadas son, al momento, difíciles de prever. Pero existirán. Cristina Kirchner no dejará de ser una figura influyente que ordena el tablero ideológico y el menú electoral. Pero su prescindencia en las candidaturas está lejísimos de resultar inocua.
También tendrá consecuencias sobre el armado opositor. ¿A partir de hoy terminan de derrumbarse las chances de que Mauricio Macri vaya por su segundo tiempo? Es probable. ¿Se beneficiarán los postulantes de perfil más centrista, como Horacio Rodríguez Larreta? Tal vez, aunque no necesariamente.
La resolución de Cristina Kirchner no fue tomada en caliente o bajo emoción violenta. Tampoco implica la desaparición de su gravitación en la política. Ella lo anticipó en la entrevista que le dio el lunes al diario brasileño Folha de San Paulo. Ante la pregunta sobre por qué sigue en política, la Vicepresidenta respondió: “No sé, es algo innato, es algo sobre cómo pensar, sentir, no lo sé. Es como preguntarle a un médico por qué sigue operando. O para ti, ¿por qué sigues siendo periodista? Picasso pintó hasta la muerte. La política no se trata solo de tomar un trabajo. Es ser capaz de introducir ideas. Ser un líder es poder mirar un poco más allá y decir “la historia va para allá y la gente tiene que hacer eso. Es ahí. Puede que ya no sea presidente o senadora. Pero siempre daré mi opinión, diré lo que creo que hay que hacer para construir un país mejor para nuestra gente. Nunca voy a renunciar a eso”.