Only Fans, autonomía, regulación y violencia
Tatiana P atendía, junto a su madre, un puesto de jugos y licuados, que les daba para “vivir al día”. Un día leyó en Facebook un artículo en el que se entrevistaba a una chica que dijo ingresar cerca de tres millones de pesos mexicanos cada mes por la venta de fotos y videos sexuales a través de Only Fans. Tatiana dice que ni siquiera se imaginaba cómo se vería tanto dinero junto.
Entrevistada por El Economista, Tatiana, que pidió ocultar sus apellidos por protección de datos, relata que así fue como empezó a comercializar sus contenidos en esta plataforma y que, aunque ni de cerca tiene tantos seguidores como la chica que entrevistaban en ese post de Facebook, lo que sí ha sucedido es que genera casi seis veces lo que hacía vendiendo jugos.
“No sabría si decir si fue una decisión totalmente voluntaria, porque sí estuvo impulsada por el dinero, pero si me preguntas las únicas dudas que llegué a tener eran más por el qué dirán que porque realmente yo no quisiera”, dijo.
En los años recientes Only Fans se ha convertido en una plataforma muy popular por los ingresos que las personas pueden generar a través de ella. Aunque en realidad, esta plataforma no nació para el comercio de contenido sexual, actualmente es el uso más común. Y hay un debate enorme sobre si estas prácticas cuentan como explotación, sobre si en realidad es una forma de vivir la sexualidad con autonomía y sobre la necesidad de regular a estas plataformas.
Guillermo Bermúdez Velasco tiene poco más de tres años con su cuenta de Only Fans y dice que no fue una cuestión de “necesidad” económica la que lo empujó a vender sus contenidos sexuales, sino un ejercicio libre de la autonomía adicionado a la posibilidad de tener un ingreso extra.
“Yo era gordito. Decidí cambiar mis hábitos por salud y, después de un tiempo de hacer crossfit y comer mejor, un día por fin tuve un cuerpo en el que me sentía cómodo y siempre me gustó presumirlo en mis redes sociales. Y si subía fotos gratis, pues qué mejor que hacerlo y tener un dinero extra. Así fue cómo abrí mi cuenta de Only Fans, realmente fue un a ver qué pasa”, dijo entrevistado por El Economista.
Entre las corrientes feministas hay un debate importante sobre si vender contenidos sexuales o tener sexo a través de plataformas digitales nace de las estructuras de desigualdad y violencia que orillan a las personas a hacer esto para sobrevivir o si nace de un ejercicio de la autonomía y la agencia individual.
Tatiana dice que no muchas personas cercanas a ella saben que tiene una cuenta de Only Fans y que gana dinero a través de ella. “La verdad cuando le conté a una prima, me dijo que no hiciera eso, que mejor le echara ganas en el trabajo o que buscara otra cosa. En serio pensé que con lo que he logrado juntar en este tiempo ya me alcanzaba para poner un negocio mío o mejorar el de mi mamá, pero la realidad es que me gusta hacer lo que hago, a veces tomarme las fotos y videos hasta me sube el autoestima. No quiero cerrar mi cuenta”, dice.
Para Guillermo Bermúdez o Tlacho Meme, como le conocen sus seguidores en sus redes sociales, aunque las líneas son delgadas para identificar en qué casos podría ser explotación sexual y en qué casos no, lo que realmente genera peligros en este mundo es el estigma y la ausencia de regulación.
“Somos libres de decidir lo que queremos hacer, y yo creo que este es un trabajo como cualquier otro, pasa que hay muchos tabúes respecto al trabajo sexual tanto digital como en el sector físico. No hay nada regulado, no hay derechos y muchísimos estigmas. Es claro que hay muchas redes de trata de personas, muchas personas que hacen trabajo sexual o que tienen cuentas en internet obligados explícitamente o a través de chantajes y manipulación, pero creo que esto es justo una consecuencia de que no esté regulado. Que haya tantos tabúes sobre la sexualidad provoca que haya muchas cosas chuecas y por debajo del agua”, dijo Guillermo.
Algunos de los argumentos principales que ponen sobre la mesa quienes están en contra de cualquier tipo de trabajo sexual en el mundo digital –incluso cuando pareciera autogestivo– es que la mayoría de quienes lo ejercen son mujeres, la mayoría de quienes compran son hombres, y la mayoría de quienes pareciera incentivado por necesidades económicas.
Aunque, a simple vista esto parece cierto, Guillermo asegura que efectivamente la mayoría de sus suscriptores sí son hombres, y particularmente hombres gays, también tiene suscriptoras mujeres que a veces le escriben o agradecen por su contenido creativo.
Por su parte, Tatiana sí observa una tendencia mucho más pronunciada entre sus seguidores, de hecho, no recuerda haber tenido alguna mujer entre quienes pagan por ver sus fotos y videos. Eso sí, a veces sube otro tipo de contenidos cómo poemas que ella escribe, y algunas mujeres pagan por leerlos.
“Tú puedes subir lo que tú quieras, en Only Fans no existen los filtros, y pienso que para alguien como yo no hubiera habido otra oportunidad para que alguien leyera mis textos y, todavía más, que pagara por leerlos, si no hubiera sido por esta plataforma”, dijo Tatiana.
Cuando esta casa editorial consultó a Tatiana su posición sobre las corrientes que no consideran que la regulación del trabajo sexual sea positiva porque sería “legalizar la explotación” ella respondió “me gustaría que escucharan más a quienes de verdad estamos en eso y creo que es necesario dejar de ver la sexualidad como algo de lo que sólo se puede gozar en privado o algo de lo que sólo pueden hablar los hombres”.
Guillermo Bermúdez cree que el trabajo sexual es un trabajo como cualquier otro, y que de hecho, al no estar regulado cae en reproducir o pronunciar la vulnerabilidad laboral de quienes lo ejercen, que no tienen protección de nadie, no tienen seguridad social o acceso a la salud.
La violencia y el acoso
Las experiencias que tienen los hombres en Only Fans sí pueden ser muy distintas de las que tenemos las mujeres, dice Tatiana. Ahí sí creo que también deberían existir mejores filtros o protocolos, porque sí es cierto que a veces los suscriptores nos acosan en nuestras otras redes, nos mandan cosas que no pedimos y pues hay que bloquearlos.
Como el principal alimento de las cuentas de Only Fans son otras redes sociales donde las personas se anuncian es posible que muchos de sus suscriptores también sean seguidores de sus cuentas de Instagram o Twitter.
En un contraste importante, Guillermo Bermúdez relata que sus experiencias de acoso u hostigamiento han sido prácticamente nulas. Sobre las prácticas en las que algunos suscriptores venden o pasan su contenido sin consentimiento a otras personas, él nunca se ha enterado de que sea su caso. A diferencia de Tatiana, a quien le ha sucedido tres veces como mínimo.
Este es uno de los argumentos más fuertes de quienes no están a favor del trabajo sexual en plataformas digitales, las dinámicas de uso muestran que estas prácticas podrían estar perpetuando la hipersexualización de las mujeres, adolescentes y niñas y empujando estas estructuras hacia otro tipo de violencias.
Aunque hay muchos matices al respecto, datos duros que justifican algunos argumentos y otros que abren otras posibilidades o panoramas, lo cierto es que todo lo que no está fuera de las regulaciones es más difícil de medirse, entenderse y debatirse.
¿Cómo funciona Only Fans?
Abrir una cuenta no tiene ningún costo, pero hay un proceso de antes de que te autoricen la cuenta, por temas de autentificación de identidad. Es necesario tener una identificación oficial con foto, un celular con cámara para tomar fotos sosteniendo la identificación y una tarjeta de crédito para recibir las transferencias.
Todos los usuarios pueden decidir cuánto cobrar por la suscripción, que tiene que ser como mínimo de 3 dólares mensuales. La plataforma se queda con una comisión de 20 por ciento.
El contenido pueden ser fotografías, videos pregrabados y videos en vivo, carruseles de imágenes, audios e incluso historias. Según datos de la plataforma Only Fans tiene unos 9 millones de usuarios y más de 80,000 creadores con sus planes de suscripción.