Reapertura de China modera pesimismo del FMI sobre PIB mundial, al cierre del Foro de Davos
Las perspectivas económicas para este año mejoraron respecto de lo previsto hace un par de meses. La reapertura de China, la tendencia a la baja que trae la inflación mundial y la fortaleza del consumo, alentaron este cambio en la perspectiva, reconoció la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva.
Pero esto no significa que el panorama es positivo, matizó al participar en la mesa de conclusiones económicas del Foro de Davos.
Parece que será un año menos malo del que habíamos anticipado, pero hay muchas fuentes de riesgo, como la persistencia de la guerra entre Rusia y Ucrania o la menor capacidad fiscal de los gobiernos.
En la misma sesión participó la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, quien agregó que no es momento de echar las campanas al vuelo por la inflación.
Los precios se mantienen en niveles altos; muy lejos de los objetivos puntuales de los bancos centrales, particularmente del BCE y no tenemos certeza sobre la velocidad que tomará desacelerar la inflación.
La inflación en la Unión Europea terminó el año pasado en 9.2 por ciento. Y las expectativas recabadas por FocusEconomics apuntan a una variación de 6% para el 2023, que es el triple del objetivo puntual del BCE.
La directora gerente del FMI recordó que el organismo presentará su actualización de expectativas económicas el 31 de enero, donde podrían revisar su pronóstico de crecimiento mundial que por ahora se encuentra en 2.7 por ciento.
Arcas públicas comprometidas
La directora gerente del FMI advirtió que las arcas públicas se encuentran comprometidas tras los apoyos otorgados en la pandemia. Destacó además que durante 2022, varios gobiernos otorgaron subsidios adicionales para transitar el periodo de escalada de precios, particularmente de los energéticos.
Estos compromisos fiscales redujeron aún más el espacio fiscal de los gobiernos que puede verse impactado en caso de que la desaceleración económica resulte más profunda y termine por impactar al mercado laboral.
No es lo mismo transitar un periodo de alta inflación con un empleo, que atravesarlo sin ingresos familiares, advirtió. Y con el limitado espacio fiscal que prevalece, queda el riesgo de que crezca el descontento social.
Las divisiones sociales se agudizaron debido a la creciente desigualdad, pues son las personas con bajos ingresos las que sufren con mayor fuerza el impacto de la inflación en el precio de alimentos y energéticos.
Cautela
En otra sesión, el profesor de la Universidad de Harvard, Kenneth Rogoff advirtió que el 2023 será un año muy difícil.
Con él concuerda el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres.
El funcionario afirmó que se ha incrementado la división geopolítica y la desconfianza de las últimas generaciones está socavando los esfuerzos para enfrentar los problemas globales que son el aumento de la desigualdad, la crisis del costo de vida por la inflación; los problemas de la energía, los efectos persistentes de la pandemia y el riesgo de nuevas interrupciones en la cadena de suministro mundial.
En este contexto, “el cambio climático se ha vuelto un desafío existencial” señaló Guterres.
Allá mismo, en la Montaña Mágica que alberga cada año a miles de asistentes, el ex secretario del Tesoro de Estados Unidos, Larry Summers, advirtió que la gran tragedia que podemos enfrentar es que los bancos centrales no identifiquen claramente el momento en que deben terminar su trabajo contra la inflación.
Las autoridades monetarias llevan un año subiendo agresivamente su tasa para tratar de mantener bajo control a la inflación; el riesgo ahora es que en esta lucha contra la inflación tengan también que valorar el limitado espacio fiscal de los gobiernos, el aumento del descontento social y la proximidad de procesos electorales.