un cambio de ruta para la revista Wired
La playera de Star Wars que usó Gideon Lichfield destacó entre las corbatas, los trajes y los vestidos elegantes de las personas que asistieron al primer foro en México de la revista Wired, alguna vez considerada la Biblia de la tecnología de consumo y las tendencias digitales. “Esta fue nuestra primera conferencia. Espero que en un futuro podamos atraer a más geeks con camisetas estampadas”, dijo Lichfield, el editor global de Wired desde marzo de 2021, consultado sobre el asunto.
Lichfield es un periodista con larga carrera en el mundo de los negocios, las finanzas y las tecnologías. Vivió en México entre 1998 y 2002 como corresponsal de la revista británica The Economist. Años más tarde fundó Quartz, un medio nativo digital que fue un disruptor en la industria en Estados Unidos. Lichfield dejó Quartz para encabezar la mesa editorial de la revista MIT Technology Review, del prestigioso Massachusetts Institute of Technology (MIT), antes de desembarcar en Wired, una cabecera propiedad de Condé Nast.
Wired impuso un camino periodístico sobre la cobertura de los temas de tecnología al inicio de la revolución digital. Fundada en 1993 en San Francisco, California, la revista rompió los paradigmas del periodismo tecnológico —incipiente a escala global—, siempre en la cuerda floja entre el tono celebratorio de la inventiva de Silicon Valley, la divulgación de un solucionismo tecnológico o la crítica sobre los efectos de las tecnologías en la vida comunitaria y política de las sociedades.
La segunda década de los años dosmiles del siglo XXI vino a cambiarlo todo. Incluso para Wired. “Soy el primer director gay de Wired y para mí es muy importante. Eso se representa también con nuevas perspectivas editoriales. Estamos mejorando todo el tiempo, pero creo que falta mucho por hacer todavía”, dijo Lichfield, entrevistado durante Wired Summit 2022 El futuro en español, realizado el 21 de septiembre en el Papalote Museo del Niño de la Ciudad de México.
A diferencia de hace 30 años, cuando se fundó la revista, hoy existe una enorme competencia editorial en la cobertura de temas de tecnología, los críticos y los escépticos de las soluciones basadas en tecnología tienen mayores y mejores altavoces, se conocen las consecuencias negativas en la vida de las personas y en los mercados del crecimiento desbordado de las Big Tech y hay nuevas reivindicaciones sociales y de grupos tradicionalmente invisibilizados. Pero, sobre todo, la tecnología ya no es un asunto exclusivo de ingenieros y geeks (apasionados por la tecnología); la tecnología es una presencia cotidiana en cualquier actividad humana.
“En la época postsoviética parecía que la democracia había ganado —entre comillas— y que se podía ir imponiendo modelos dizque democráticos en muchos países, como la economía neoliberal”, dijo Lichfield.
Ahora estamos viendo el backlash (las repercusiones) de esa política neoliberal, que ha dejado a un lado a mucha gente y ha fomentado una creciente desigualdad económica”.
En año y medio como editor, Lichfield ha dado un giro notable en los ángulos editoriales de Wired. Redujo las temáticas de tecnología de consumo y profundizó en reportajes con abordajes sociales y políticos. Además, incorporó a muchas mujeres en la plantilla de escritores y columnistas.
“Estamos trabajando en la diversidad de diferentes tipos, como la diversidad étnica. Quiero presentar puntos de vista de distintas partes del mundo, porque somos todavía muy estadounidenses, muy ‘América céntricos’”, dijo Lichfield.
La intención es tener una versión en español de la revista pronto, pero no hay nada concreto todavía, de acuerdo con Lichfield. En cualquier caso, Condé Nast ha publicado una vacante en LinkedIn para un editor que adapte contenidos al mercado latinoamericano.
“Podemos aportar al público de habla hispana las temáticas que abordamos a escala global, como el cambio climático, los desafíos que enfrentan la democracia o las relaciones laborales. Aquí también hay mucho interés en lo que están haciendo los gigantes de la tecnología, como Facebook o Amazon. Tenemos esa parte de nuestra cobertura que viene de fuera y que puede ser interesante y, segundo, tenemos el nombre de Wired que es muy reconocido y representa una cierta visión del futuro, un interés en la innovación. Creo que la gente va a tener curiosidad”, dijo Lichfield.
Gideon Lichfield es un geek con camiseta de Star Wars (también usa muchos anillos en las manos). Las cosas han cambiado desde 1993, cuando se fundó la revista que hoy encabeza como periodista, pero su fe no flaquea: “Creo que hay que trabajar para construir diálogos entre personas de distintos puntos de vista y entender el mundo de una manera más global. Quiero publicar reportajes o hacer conferencias que ayuden a las personas a pensar de una manera diferente y que influyan en legisladores, emprendedores o jefes de las grandes empresas a pensar de una manera diferente y actuar de una manera diferente”.
kg