Bukele inició su octavo mes de “guerra” contra remanentes de pandillas
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, inició el octavo mes de una “guerra” contra los remanentes de las pandillas, amparado en un régimen de excepción que lleva más de 55,600 detenidos, un enfoque que le genera halagos y críticas.
La ofensiva cambió de estrategia en las últimas semanas, al pasar de detenciones masivas a la búsqueda de los últimos “homeboys”, como se conoce a los pandilleros, sobre todo de la Mara Salvatrucha (MS-13) y Barrio 18.
Las autoridades apuntan a la red de colaboradores de las maras para atacar sus finanzas. Ya decomisaron un poco más de 2,000 unidades de transporte, entre microbuses, taxis y motos.
Identificar colaboradores de pandillas solo puede ocurrir “con la información que se obtenga de los mismos detenidos”, explicó a la AFP Carlos Carcach, investigador de la Escuela Superior de Economía y Negocios (ESEN).
Pero “no es fácil determinar (a quien detener) porque estos grupos de colaboradores más que hacerlo de forma voluntaria lo están haciendo bajo algún tipo de coacción”, señaló por su parte Laura Andrade, directora del Instituto de Opinión Pública de la Universidad Centroamericana (UCA).
Bukele, con el respaldo del Congreso dominado por el oficialismo, acaba de prorrogar el régimen de excepción instaurado el 27 de marzo tras una escalada de 87 asesinatos en el país, el cual permite detenciones sin orden judicial.
“Lo que queda de las pandillas es cada vez más difícil de agarrar, ya no podemos hacer mil arrestos diarios, hacemos 80”, admitió el mandatario en su última reunión con el gabinete de seguridad el sábado 15.
Para Bukele, es “importante” hacer nuevas reformas penales para “enjuciarlos como organización”.
Nacidas en Estados Unidos, en las calles de Los Ángeles, las maras, según Bukele, todavía tienen armas y “se están financiando de la venta de droga”.