¿Cómo influye la cuarentena por COVID-19 en industria alimentaria?
Miles de personas se encuentran atrapadas en casa desde hace dos meses o más por la COVID-19 y la mayoría se surte de alimentos en los súpers y tiene que cocinar, por eso hoy te vamos a contar cómo influye la cuarentena en la industria alimentaria.
De acuerdo con el portal Mauldin Economics, la escasez de alimentos está muy alejada de la realidad, pues los especialistas de la industria alimentaria informaron a la empresa de servicios financieros Barclays que al menos Estados Unidos tiene 26 días de suministro de alimentos.
Esta nación necesitaría una interrupción extraordinaria y prolongada en la cadena de suministro de fabricación y transporte de alimentos para que la escasez de alimentos realmente fuera alarmante, y como sabemos, las empresas de actividades esenciales no frenaron sus actividades durante la cuarentena.
Las familias volvieron a reunirse para desayunar, comer y cenar en casa y esto benefició a algunas empresas productoras de alimentos básicos, como Hormel (HRL), que anunció la compra de una nueva planta en Nebraska para satisfacer la demanda, según Mauldin Economics:
“El aumento de la demanda de sus alimentos básicos ha sido bueno para el precio de las acciones de Hormel. La acción se redujo con la venta inicial del mercado de coronavirus. Luego se recuperó rápidamente y es un 7 por ciento más alto hasta ahora en 2020”.
La marca estadounidense de mermeladas J.M. Smucker también maximizó su producción para satisfacer la demanda de sus productos más populares, ya que sus ventas aumentaron en cuarentena y eso contribuyó a que el precio de sus acciones se dispare un 15 por ciento hasta ahora en 2020.
Por su parte, cadenas de autoservicio como Walmart obtuvieron grandes ganancias durante el primer trimestre del año, pues las ventas online aumentaron 74 por ciento, ‘especialmente las de comidas enlatadas, toallas de papel y otros suministros de uso doméstico’.
De hecho, los ingresos de este establecimiento superaron las expectativas de Wall Street que eran de mil millones de dólares (mdd) y terminaron siendo de 134 mil mdd hasta la fecha.
Debido al confinamiento y a que la mayoría de los restaurantes tuvo que cerrar, los estadounidenses compraron casi el 63 por ciento de sus alimentos y bebidas en las tiendas, según la consultora L.E.K.
“Los compradores están comprando entre un 15 y un 20 por ciento más de alimentos estables, y entre un 25 y un 30 por ciento más de alimentos perecederos y no habían comprado tanto desde enero de 1996”.
El hábito de comer de nuevo en casa redirigió el enfoque del suministro alimenticio, pues los proveedores se acostumbraron a llevar comida a cadenas de restaurantes y ahora deben transportarla a los menudistas, es decir, nosotros.
No todos los alimentos han sido beneficiados con la pandemia, solo aquellos que sobreviven a las condiciones climáticas mayormente por su envasado; por ejemplo, las ganancias de Hershey’s (HSY) disminuyeron en un 1.63 por ciento por acción y no alcanzaron las expectativas de crecimiento de 8 centavos.
Por otro lado, las ventas de chispas de chocolate, bicarbonato de sodio y cacao se dispararon en un 30 por ciento al igual que la masa para hacer galletas que incrementó 424 por ciento en comparación con el año pasado.
Otro gran ejemplo es que las ventas de harina y levadura aumentaron en marzo en Gran Bretaña.
Mucha gente redescubrió el placer de cocinar y sentarse a comer junto a sus familiares, pero lo cierto es que la industria de la comida chatarra también está al acecho a través del neuromarketing y habrá que valorar si el tipo de alimentos que incrementó su demanda son o no son saludables.
Con información de El Nuevo Día, Mauldin Economics y El Diario de Finanzas
Portada e interiores: Unsplash