Pruebas de la primera vacuna contra el coronavirus iniciarían en abril
Este viernes, el viceministro de Ciencia y Tecnología de China, Xu Nanping, aseguró que los ensayos clínicos de la primera vacuna contra la nueva cepa de coronavirus, que ha matado a más de 2 mil 200 personas en el país asiático, iniciarán en abril.
Xu señaló que investigadores públicos y privados de todo el mundo han estado trabajando para desarrollar tratamientos y vacunas para combatir el COVID-19, que surgió por primera vez en la provincia de Hubei en diciembre de 2019.
Agregó que las investigaciones chinas están ‘en sintonía’ con las que están desarrollando en otros países.
Por su parte, el jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo el martes que podría tomar un año o más para que una vacuna esté disponible.
“La vacuna podría ser a largo plazo porque podría tomar de doce a dieciocho meses, por lo que tenemos que prepararnos para la pero situación”.
Asimismo, Thomas Breuer, director médico de la unidad de vacunas de GlaxoSmithKline, dijo que el tiempo que tardará en desarrollarse la vacuna implica que la crisis en China continuará como hasta ahora, por lo que no se está considerando como una oportunidad realista para detener la epidemia.
¿Por qué tardaría tanto tiempo?
La doctora Sarah Gilbert, una experta en vacunación contra la malaria de la Universidad de Oxford, dijo durante una entrevista con la BBC que el proceso de desarrollo de una vacuna es largo, pues esta tiene que ajustarse al virus y pasar por las pruebas de seguridad.
No obstante, señaló que existen muchos estudios revolucionarios sobre el tema que, en caso de una pandemia, podrían reducir la producción de la vacuna a un año, aunque todavía necesitaría pasar por los ensayos clínicos.
“Todavía nos llevará varios meses antes de tener una vacuna que esté lista para entrar en los primeros ensayos clínicos. Después de eso, tenemos que probar si la vacuna es lo suficientemente fuerte como para eliminar el patógeno”.
Otra experta en el tema, la doctora Lucía Bricks, utilizó como ejemplo la vacuna del dengue, la cual tardó siete décadas en estar disponible.
Dijo que otra circunstancia que dificultaría el proceso de desarrollo es la casi nula información que existe sobre el COVID-19, del cual aún se desconoce la fuente original de propagación; un dato necesario para identificar los antígenos que se deben incluir en la vacuna.
De igual forma, se necesita conocer cuestiones como su inmunogenicidad, su actuación, sus formas de transmisión, entre otras.
Con información de Forbes, Manila Standard, Bangkok Post y France 24
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