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Lula y Bolsonaro miran futuros diferentes para Petrobras

Lula y Bolsonaro miran futuros diferentes para Petrobras

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Lula y Bolsonaro miran futuros diferentes para Petrobras

Petrobras ha pasado por una trayectoria de recuperación. No sólo desde el punto de vista financiero, sino también desde el punto de vista de la gobernanza y la credibilidad”.

Rodrigo Araujo Alves, director financiero y director de relaciones con inversores de Petrobras

Después de salir del escándalo y de las turbulencias financieras de la década anterior, Petrobras, el gigante del petróleo y el gas, valorado en 76,000 millones de dólares, es más rentable y una máquina de hacer dinero para sus propietarios. Mientras el mayor país de América latina define su presidente, se ofrecen visiones muy diferentes para el grupo controlado por el Estado.

El actual líder de derecha, Jair Bolsonaro, ha hablado de privatizar el mayor productor de hidrocarburos de la región y la empresa más valiosa que cotiza en Bolsa. Su principal rival, el expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva, pretende reafirmar una mayor influencia del Gobierno sobre lo que en su momento fue considerada la joya de la corona de la economía brasileña.

Lula pide que Petrobras vuelva a ser una “empresa de energía integrada”, presente en los fertilizantes, las energías renovables y los biocombustibles, áreas que en su momento decidió abandonar para centrarse en su actividad principal de explotación de crudo en aguas profundas.

Además, Petrobras tendría un papel más importante en la transición hacia la energía limpia. Lula también quiere que trabaje para lograr la autosuficiencia nacional en derivados refinados, como nafta y gasoil, y que deje de cobrar precios internacionales por el combustible vendido en el país.

“Nos gustaría utilizar el petróleo para que Brasil pueda ser un exportador de productos petrolíferos y no un exportador de crudo”, le dijo Lula al Financial Times en una entrevista en julio.

El populismo de recursos del veterano político aprovecha el descontento de la población brasileña por el aumento del costo de vida, un sentimiento inflamado por los grandes ganancias de Petrobras. Al igual que otras grandes petroleras, se benefició de la suba de los precios del crudo provocada por la invasión rusa de Ucrania.

Además de superar las previsiones con un aumento del 27% en los ingresos netos hasta los 54,300 millones de reales (10,100 millones de dólares) durante el segundo trimestre de 2022, Petrobras fue la empresa que más dividendos pagó en el periodo, según un estudio de la gestora de fondos Janus Henderson.

Los accionistas privados, entre los que se encuentran instituciones financieras como Baillie Gifford y Fidelity, poseen en conjunto casi dos tercios del capital de la empresa, pero el Estado brasileño ejerce el control con más de la mitad de los derechos de voto.

Sin embargo, las propuestas de Lula han inquietado a algunos inversores. El temor es un retorno a los días de interferencia política bajo el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula, que gobernó Brasil durante 13 años hasta 2016. Una de las preocupaciones es que un renovado impulso de diversificación, que requiera inversiones adicionales, pueda golpear los márgenes de beneficio y la generación de efectivo.

Sin embargo, otros esperan que Lula se muestre pragmático en materia económica y evite intervenciones radicales en la empresa. Durante el mandato de Lula, Petrobras encontró vastos yacimientos de petróleo y gas en alta mar, conocidos como presal, que figuran entre los mayores descubrimientos del mundo en décadas.

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