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“No tiene sentido gobernar si no es para transformar la distribución de la riqueza”

“No tiene sentido gobernar si no es para transformar la distribución de la riqueza”

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“No tiene sentido gobernar si no es para transformar la distribución de la riqueza”

Yo los principios no los he cambiado, sigo siendo una persona de izquierda que cree profundamente en la democracia, en la igualdad, que cree que el Estado debe tener un rol mucho más relevante de dirección en la economía que el que ha tenido hasta ahora”

Gabriel Boric, presidente de Chile.

Son las 6:40 de la tarde del jueves 22 de diciembre en La Moneda y el presidente Gabriel Boric acaba de salir del comité político. Fue un día intenso en el que trabajó en los detalles del acuerdo de seguridad que empuja el Ministerio del Interior y que –adelanta– espera dar a conocer antes de que termine el año. La intensidad de la jornada no cesará: a medianoche decretará Estado de Catástrofe en Viña del Mar por un grave incendio que azotó a la ciudad.

—¿Qué es lo que lo deja orgulloso de estos nueve meses como Presidente?

(Piensa) Lo podríamos dividir en dos cosas. Me enorgullece mucho el haber logrado, gracias a una planificación responsable y a una coordinación intersectorial, la gratuidad total en la salud en el sistema público con el programa Copago Cero. También que hayamos logrado recuperar el diálogo social: propuestas importantes como el sueldo mínimo contaron con el acuerdo no solo de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), sino también de las grandes empresas y de las pymes.

Y, en visitas de Estado me han hecho ser consciente de la tremenda valoración que existe a nivel internacional de nuestro país y de las esperanzas depositadas en el proceso que estamos llevando adelantes.

—También hay errores. ¿Cuáles son los que usted reconoce?

La distinción entre convicción y voluntarismo es muy importante cuando uno tiene responsabilidades de gobierno. Y creo que nuestra primera aproximación a un conflicto tan difícil y de tanta profundidad como el que existe en La Araucanía (sede de un conflicto entre el pueblo Mapuche y el Estado Chileno), tuvo al comienzo, como gobierno, voluntarismo.

Otra cosa: creo que la discusión respecto a los retiros (de ahorros para pensión) fue muy dañina. Ese recurso, que debía ser totalmente excepcional, se extendió demasiado y generó un daño. Y en esto, el ser responsables en el largo plazo, atendiendo las urgencias de ahora, es un equilibrio difícil, pero que tenemos que encontrar.

—¿Se arrepiente de haber apoyado los retiros?

Sí en el tercero y el cuarto. Creo que es una puerta que hay que cerrar porque le hace mucho daño, no a la economía como un abstracto, le hace mucho daño a la gente que más necesidades tiene.

—¿Ha habido una especie de metamorfosis de Gabriel Boric desde que asumió con un discurso donde hablaba de “verdad, justicia, reparación y no repetición”, a hoy día cuando son otros sus temas: seguridad, economía?

Sigo creyendo y defiendo totalmente justicia, verdad, y no repetición. Y creo que ad portas de la conmemoración de los 50 años del Golpe, la valoración de la democracia y de la justicia va a ser importante. Dicho esto, las prioridades, no mías, de la ciudadanía, cambiaron. Hubo un evento telúrico que es el 4 de septiembre (la derrota electoral de un nuevo texto constitucional) y tenemos que ajustarnos a eso, lo que no significa cambiar la convicción. Pero en seguridad no había habido un abordaje con mayor profundidad de parte de los sectores progresistas de la importancia que tiene para la gente. Hoy todos entendemos que es una condición habilitante para cualquier otra cosa y lo hemos puesto en el centro del debate, porque es el centro de la preocupación de la ciudadanía.

—¿Pero esa realidad y ese pragmatismo que trajo este movimiento telúrico cambió la agenda de gobierno?

La agenda por supuesto que se ha modificado, pero sin dejar de lado las reformas estructurales por las cuales llegamos. Para mí no tendría sentido gobernar o estar en este lugar si no es para realizar transformaciones importantes en la distribución de la riqueza y el poder en Chile, que es lo que entiendo que está detrás del malestar que se expresó desde octubre del 2019 en adelante. El estallido social no fue un invento, hay algunos que pretenden negarlo o sencillamente desacreditarlo. El malestar era real, es real. Hoy las prioridades podrán ser otras, pero eso sigue ahí, no lo escondamos debajo de la alfombra.

—¿Cómo es su relación con los empresarios hoy? ¿Qué opinión cree usted que tienen de usted?

Depende. Los que me conocen o los que no me conocen. Y también distinguiría en qué empresario. Con el empresariado tradicional chileno, por ejemplo, tenemos una relación muy distinta que con las startups, que es una relación fluida, de apoyo, a veces de crítica, pero de crítica innovadora, de cómo podemos trabajar mejor.

—¿El gobierno también tiene prejuicio con los empresarios?

Poner a todos los empresarios en una misma palabra es equivocado. Hay muy diferentes tipos de empresarios. Creo que el principal prejuicio que uno rompe es pensar que son todos iguales.

—En su discurso para la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) dijo “no podemos meterlos a todos en el mismo saco”.

La política del reduccionismo es muy fácil. Y como parlamentario alguna vez caí en eso.

Meter a todos en el mismo saco y llenarlos de adjetivos es muy fácil para el discurso, pero no sirve para construir. Debemos tener un Estado más ágil, no pesado ni abrumador. Y debe ser en colaboración con el mundo privado.

—La reforma de pensiones presentada a principios de noviembre ha tenido bastantes críticas. ¿Estaría el gobierno dispuesto, por ejemplo, a que parte del 6% de cotización adicional vaya a capitalización individual?

Estamos conscientes de que, y esto no lo veo como algo necesariamente negativo, dada la composición del parlamento, es necesario llegar a acuerdo. Y esperaría que esos acuerdos sean institucionales y no persona a persona. Yo estoy dispuesto a que nuestro proyecto mejore.

Pero hay un principio que es importante sostener, que es que es necesario incorporar elementos de solidaridad en el sistema y que el actual modelo basado en la capitalización individual no sirve para poder entregar buenas pensiones.

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